Hace unos días estuve viendo un cortometraje del director Manuel Mérida que, titulado “Psicópolis (la realidad es una construcción social)” (2014), relata una clase de Psicología Social en la que el profesor explica a sus alumnos que la realidad no es algo que esté hecho, sino que es una construcción social que todos vamos creando con nuestros pensamientos, actos, actitudes y creencias; todo ello según las investigaciones y la obra teórica de los sociólogos Berger y Luckmann, quienes en la década de los sesenta expusieron por primera vez una idea que se convirtió en la base de la sociología moderna: la realidad es una creación de las personas y de los grupos humanos que conforman. O, con otras palabras, las personas tenemos un enorme poder, el de influir en nuestro entorno y, por tanto, en la sociedad; y la sociedad, a su vez, construye la realidad. Es decir, somos nosotros los que construimos la realidad y el mundo que nos rodea.

Y también hace unos días un amigo gallego defensor a ultranza de la Educación pública me invitó a participar en un grupo que confluye desde distintos ámbitos, y cuyo objetivo es sólo uno: apoyar el programa del actual Gobierno progresista. En principio se están creando esos grupos en diferentes redes sociales para ir ganando simpatizantes, personas de a pie que quieran exponer su apoyo a un programa que todos sabemos que va encaminado a restituir derechos dinamitados por la derecha neoliberal y corrupta. No es pecata minuta la cuestión, sino es de enorme importancia. La derecha ultra que conforma la oposición está encolerizada porque no acepta el gobierno de coalición, y promete literalmente acabar con él lo antes posible, y yo añadiría que sin escatimar en herramientas canallas y en indecencias.

El alarmismo y la fanatización que están intentando propagar en la sociedad española, por ejemplo, no tiene excusa ni justificación, y son actitudes sólo propias de verdaderos pendencieros y matones. Hablan de socialistas y comunistas en un tono despreciativo y peyorativo, como han hecho siempre, cuando estamos hablando, en realidad, de unos objetivos y de un programa de gobierno de corte socialdemócrata cuya finalidad no es otra que el bien común de los ciudadanos. Cualquiera tiene acceso al programa de gobierno y puede consultar sus objetivos. Aunque para entender bien el asunto habría que tener en cuenta que, en realidad, ese bien común es justamente la antítesis de la ideología que la derecha profesa y defiende. Ése es, quizás, el quid de la cuestión.

Ante la ferocidad de la oposición que todos vamos a padecer en realidad lo que más importa es la fortaleza del gobierno, que va a necesitar del apoyo activo de la sociedad española progresista y de la solidez que provenga de una cultura de unidad de las izquierdas. Una unidad que contemple especialmente a las bases, es decir, a la sociedad, a las personas. En realidad, eso es la democracia. Frente a la carencia que padecemos los españoles de una cultura democrática que se nos ha negado por la excepción europea que fueron los 40 años de franquismo, no tenemos otra opción que empezar a ejercerla. Y ejercer la democracia significa simplemente formar parte activa de ella.

Los votantes que hemos hecho posible este Gobierno progresista no podemos quedarnos ahí. Los ataques y las agresiones que recibe y va a recibir en toda su legislatura por parte de la derecha son, en realidad, el ataque y las agresiones que vamos a recibir la sociedad española, toda ella. No podemos quedarnos, por tanto, en una actitud pasiva que beneficie a la derecha ultra y a ese bloqueo que pretende de cualquier medida de avance, de superación o de progreso. Es nuestra obligación, si somos demócratas, movilizarnos y apoyar al Gobierno. De ello seguramente va a depender su éxito. Y de ello va a depender el futuro de nuestros derechos, de nuestras pensiones, de nuestra Educación, de la Sanidad, de la ayuda social destinada a quien la necesita, en definitiva, el futuro de todos y el futuro de nuestro país.

Gabriel Jaraba, periodista, profesor, filósofo, escritor, lo expone muy claramente en su blog.

Y dice literalmente que ahora los ciudadanos españoles tenemos una misión muy concreta, la de apoyar al gobierno de manera activa y con entusiasmo. Se refiere a los ciudadanos de a pie, a los trabajadores, a las amas de casa, a los desempleados, a los discapacitados, a los profesores, a los universitarios, a los pensionistas, a los autónomos, a las pymes…. (los del IBEX y la banca ya tienen a la extrema derecha para defender muy bien sus intereses).

Y puesto que, como exponía el corto de Manuel Mérida, la realidad es una construcción social, que no nos quepa la menor duda de que, sea como sea el apoyo que podamos brindar, nuestro compromiso, del tipo que sea, aunque sólo sea testimonial o simbólico, repercutirá en la fortaleza del nuevo Ejecutivo y en la realidad que nos espera. Si alguien quiere formar parte de alguno de estos grupos de apoyo al Gobierno progresista aparece un enlace en el blog al que aludo. Porque, como dice el gran Noam Chomsky, el activismo y la articulación de redes de comunicación son los elementos fundamentales para avanzar hacia la democracia y hacia cualquier cambio social significativo”.

Coral Bravo es Doctora en Filología