Recuerdan la campaña publicitaria "Póntelo, pónselo" para promover el uso del preservativo que se lanzó en España en 1990. Creada por el Ministerio de Sanidad, tuvo un gran impacto y se convirtió en un hito de la publicidad social. Su objetivo principal era concienciar a la población, especialmente a los jóvenes, sobre la importancia del uso del preservativo para prevenir enfermedades de transmisión sexual (ETS), como el VIH/SIDA.

Treinta y cinco años después las ITS (infecciones de transmisión sexual) siguen siendo un problema que crece en nuestro país a un ritmo que, en algunos casos, alarma a las autoridades sanitarias, como en el caso de la gonorrea, que en 2022 duplicó las cifras de 2020, o la clamidia, que se incrementó en un 216% respecto a 2016.

El Gobierno de España debería emplear la publicidad institucional en este tema, como en otros que vamos a comentar en estas líneas, en promover hábitos saludables que contribuyan a resolver problemas sociales de gran trascendencia. Por ejemplo, rescatando el lema de 1990 y actualizando su formato.

El uso de la bicicleta ha disminuido en España tras el repunte que tuvo durante la pandemia. Mientras que los fabricantes de automóviles bombardean sus mensajes comerciales durante todo el año, apenas hay anuncios de bicicletas y triciclos y tampoco campañas gubernamentales que promuevan su utilización.

Las multinacionales de bebidas gaseosas y energéticas mantienen sin descanso la presión publicitaria sobre los consumidores, pero los ministerios de Salud y Consumo no contrarrestan con campañas de promoción de comportamientos positivos y sanos.

La ciudadanía responsable contempla con desaliento como bajo la falsa bandera de la libertad y el individualismo feroz se promocionan comportamientos irresponsables en casi todos los ámbitos y los derechos humanos conquistados en las últimas décadas se revierten con el apoyo de la artillería mediática de la extrema derecha, la complicidad de muchos jueces, el respaldo de las empresas multinacionales que quieren que todo siga igual y la bendición de las grandes religiones monoteístas obsesionadas con el sexo y la autonomía de la mujer.

Cuando ya todo se ha mercantilizado y se habla de la marca personal como un producto más a la venta, no podemos seguir en nuestra cómoda indiferencia y sentirnos ajenos a lo que ocurre fuera de nuestro hogar, convertido por las posibilidades del teletrabajo en centro de producción. 

La maldad al día de hoy se organiza mejor que la bondad en casi todos los frentes y la publicidad es uno de ellos y muy importante. Los gobiernos progresistas tienen que apostar por comunicar y publicitar con eficacia lo que hacen. No se debe malgastar el dinero público en campañas genéricas sobre los fondos europeos o en planteamientos abstractos que no llegan al común de los mortales.

Ahora que muchos países europeos actualizan sus planes de alarma y contingencia ante un posible conflicto armado global, en España se ha utilizado muy poco la posibilidad de avisos a la población a través de mensajes a los móviles. En Valencia, ni siquiera la consejera de la Generalitat responsable del área conocía ese recurso cuando ocurrió la catástrofe de la dana. La ignorancia, la desinformación y las mentiras se combaten con información, transparencia y publicidad de lo que hace el sector público.