Como muy bien ha explicado Ignacio González, flamante presidente de la Comunidad de Madrid, el euro por receta que a partir de ahora deberán pagar todos los ciudadanos madrileños, independientemente de su renta, no se impone con intención recaudatoria, sino educativa. Y es que no quiero ni pensar que sería de España, si no fuera por políticos como el bueno de Nacho, que se preocupan de protegerlos de ustedes mismos. Ahora, cuando vayan a la farmacia con la receta que les ha extendido su medicucho de familia, y el farmacéutico les pida un euro, muchos, tras mirar su monedero casi vacío y el largo mes que les espera hasta la siguiente paga, se darán cuenta de que en realidad ese medicamento no les convenía en absoluto.

Pero, afortunadamente, Ignacio no es el único político de este país que se preocupa de cuidar de las graves limitaciones intelectuales de los ciudadanos. Artur Mas, que fue el primero en instaurar el educativo euro por receta, también está plenamente abocado a esta encomiable labor. No se sabe muy bien si por todos los medicamentos que han tomado en exceso hasta ahora, o por la natural idiotez de las clases menesterosas, la cuestión es que suelen padecer ustedes de una flaca memoria. Por eso, el Molt Honorable President se ha impuesto convocar el referéndum para preguntar a los catalanes si quieren ser un estado dentro de la Unión Europea (no confundir con un referéndum por la independencia), en los próximos cuatro años, porque está convencido de que si lo hiciera más adelante, a la mayoría se les podría olvidar qué demonios les están preguntando. Y no se trata de una simple teoría, es un hecho demostrable empíricamente. Sólo hace falta preguntar ahora cuantos catalanes recuerdan que hasta hace cuatro meses CiU y PP eran poco menos que una unidad de destino en lo universal.

Y no quiero hacer leña del árbol caído, pero no puedo dejar de recordarles lo que tantas veces les hemos dicho desde que llegamos al Gobierno, que la crisis económica la han provocado ustedes mismos, por haber vivido estos años atrás muy por encima de sus posibilidades. La de veces que les habremos advertido políticos y banqueros (premio a quien encuentre una diferencia) que no se compraran viviendas, y ustedes erre que erre empeñados en buscar un techo bajo el que cobijar a la familia. Si hubieran tomado ejemplo de gente con cabeza, ahora en vez de una hipoteca sobre un piso de 80 m2 que no pueden pagar, podrían disfrutar de una mansión como la de nuestra secretaria general María Dolores de Cospedal.

Aunque sé que es políticamente incorrecto, a veces le dan a uno ganas de rechazar sus votos. Porque, si no están ustedes preparados para saber que medicinas necesitan, de recordar la pregunta de un referéndum o de administrar sus escasos bienes, me pregunto si es admisible moralmente aceptar el voto que nos dan desde tan profunda inconsciencia. Por todo esto, no puedo menos que felicitar a la Conferencia Episcopal por el acierto que han tenido al poner el nombre a la web de su nueva campaña recaudatoria: portontos.es

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