En la Comunidad de Madrid cada vez es más difícil vivir si no votas al Partido Popular o si no estás conforme con los discursos de odio de Isabel Díaz Ayuso. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha protagonizado en la Asamblea un discurso que volvía a deshumanizar a las personas que no son como ella. Es decir, a quienes son progresistas, a las que llamó directamente caniches. O lo que es lo mismo, perros. O mejor dicho, animales. Y también a quiénes vienen a vivir a este país, que a su vez vienen a trabajar.
Según ella, son básicamente criados. Gente al servicio de los más poderosos de la Comunidad de Madrid. “Porque digo yo que alguien tendrá que limpiar en sus cachas, recoger sus cosechas y alguien, señoritos de Vox, tendrá que poner los ladrillos delas casas donde vamos a vivir todos los demás”. No hay lugar para la interpretación. Las palabras de Ayuso dejan muy claro con quién se relaciona la presidenta de la Comunidad de Madrid. Es más, de ellas se desprende que, seguramente, no conozca a inmigrantes o personas que provengan de otros países – aunque sean de segunda generación -, que hoy en día sean médicos, empresarios, autónomos, enfermeros o ingenieros.
Señora Ayuso, no sólo los inmigrantes hacen estas tareas y estos trabajos que, efectivamente, también los suplen por falta de mano de obra. La conclusión que se extrae de sus palabras es que, en la Comunidad de Madrid que ella preside, si eres un inmigrante o una persona que no vota al Partido Popular, eres un ciudadano que vota a formaciones progresistas. Es mal momento para todos ellos bajo el dominio de la baronesa popular. Ni mucho menos son tiempos fáciles, porque aquí lo que está haciendo el PP madrileño, con la complicidad de todas sus terminales mediáticas, es deshumanizar al adversario, al otro, al vecino; a la persona que muchas veces convive con ellos, pero que nos tratan como a ciudadanos de segunda.
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