La foto que ilustra esta columna de opinión es de un cartel anónimo que invita a pagar en efectivo en un bar del centro de Sevilla. Podría ser atribuido a la Plataforma Denaria, el lobby que defiende el uso del dinero en efectivo y que preside Javier Rupérez, pero su tosquedad descarta esta opción.

Me inclino a pensar, a la vista de sus mensajes, que son similares a otros que circulan en WhatsApp, que se trata de una publicación anónima de la ultraderecha libertaria para erosionar a los gobiernos y difundir sus teorías paranoicas sobre las élites económicas.

El mensaje central es "si pagas en efectivo, ganamos todos," genérico como los que circularon después de la DANA y del apagón de abril que invocaban al pueblo como el único solucionador de los problemas. Los supuestos argumentos para utilizar el dinero contante y sonante son "tú ganas en solidaridad" porque ayudas al pequeño y mediano comercio frente a los lobbies bancarios y financieros y a mantener puestos de trabajo, toda una obviedad.

Y el segundo: "tú ganas en libertad y privacidad" porque nadie controla dónde, cuándo y en qué gastas tu dinero, porque pagando en efectivo, evitamos el control de los gobiernos sobre nuestras vidas. El cartel remacha de salida "porque pagando en efectivo, contribuimos a conservar nuestra libertad."

Libertad para hacer lo que nos dé la gana, libertad para defraudar como la que se promueve en Ayusistán, libertad para evadir impuestos y seguir aumentando la economía sumergida. El anonimato del dinero, como en todos los ámbitos, es garantía de impunidad para los que no tienen en cuenta el cumplimiento normativo, el imperio de las leyes y el Estado de Derecho. Es, en definitiva, una perversión como ha titulado Alex Grijelmo su libro sobre este tema.

El discurso detrás del cartel coincide con los postulados de la internacional ultra y reaccionaria, empeñada en establecer una única ley, la del más fuerte, en todos los terrenos posibles y en reimplantar la opacidad por defecto frente a las leyes de transparencia de todos los países. Se quiere impedir la trazabilidad del dinero, el bien más importante que consumimos, y por eso, también, apuestan por las criptomonedas.

El cartel es negacionista, niega las ventajas y la eficacia de la digitalización del dinero y es ultraconservador porque rechaza cualquier innovación o cambio del statu quo monetario. Al invitar de manera anónima y subliminal al fraude fiscal, el cartel debería ser investigado y la Fiscalía buscar de oficio al autor o autores.

El ejemplo que comentamos es un eslabón más de la constelación de bulos, falsedades y desinformación que llenan hoy las redes sociales para distraernos de la realidad que es muy distinta de la que nos venden Trump, Milei, Putin, Orban y Abascal.

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