Gobernar no es solo cortar cintas y hacerse fotos en eventos. Gobernar es sobre todo estar cuando toca, actuar cuando hay una emergencia y responder con responsabilidad. Ser presidente de una Comunidad Autónoma implica estar disponible 24 horas al día, los 7 días de la semana. No es un privilegio, es un servicio público. Y si no estás dispuesto a asumir ese compromiso, no te presentes. Porque cuando fallas, no lo pagas tú: lo pagan los ciudadanos, con su bienestar, su salud y, en ocasiones, hasta con su vida.
Lo que ha hecho Jorge Azcón, presidente de Aragón por el PP, es una muestra clara de cómo no se debe ejercer el poder. Mientras las lluvias torrenciales devastaban una docena de municipios de Zaragoza y Teruel, con casas anegadas, explotaciones agrícolas destrozadas, puentes derrumbados y vecinos que vivieron momentos de auténtico terror, Azcón se marchó de bodorrio y de festival a Galicia en coche oficial. Tardó tres días en aparecer.
Y lo peor no fue solo la ausencia. Fue la frialdad. La falta de empatía. La soberbia. En vez de pedir perdón, Azcón se justificó diciendo que no tiene “un Falcon” para volver. Y en lugar de asumir su responsabilidad, como siempre hace el PP en estos casos, culpó a la AEMET. Por cierto, móvil sí tendría para preocuparse y estar informado al minuto de lo que estaba sucediendo en su región, ¿o tampoco?
No fue hasta 72 horas después del desastre cuando el Gobierno de Aragón activó el nivel 2 de emergencia y pidió ayuda a la UME. Como si la respuesta ante una catástrofe pudiera esperar. Como si la vida de las personas fuese algo secundario. ¿De verdad no hay nadie en su equipo capaz de reaccionar con rapidez ante semejante emergencia? ¿O es que la fiesta y “la jarana” le importaban más?
Pero es que así actúa siempre el PP. No estamos ante un hecho aislado o una anécdota desafortunada. Este es su patrón de comportamiento. Es su forma de gobernar: fría, distante, irresponsable. Un modelo de gestión en el que la prioridad no es el bien común sino el confort personal de quien manda. Azcón es solo el último ejemplo de un problema mucho más profundo.
En Madrid, los ancianos se iban a morir igual, en Valencia, el Ventorro estaba incomunicado y en Aragón es que la AEMET no avisó los suficiente. Así actúan los dirigentes del PP. Cuando más falta hacen, ellos más te abandonan.
¿Hace falta recordar lo que ocurrió en Madrid durante la pandemia? Con Ayuso en el gobierno madrileño se aplicaron protocolos que impidieron trasladar a hospitales a miles de mayores con Covid en residencias. Según datos oficiales, casi 8.000 personas murieron y más de 4.000 podrían haberse salvado si se les hubiera dado atención hospitalaria, como concluye la Comisión Ciudadana por la Verdad.
Lo dicen los propios informes de la Comunidad de Madrid. Se trató a miles de personas mayores como ciudadanos de segunda. Sra. Ayuso, ¿habrían muerto si hubiesen tenido un seguro privado? La gestión del PP en Madrid durante la crisis fue inhumana, calculadora y cruel. Lo más grave es que no ha habido ni una sola dimisión, ni una disculpa ni una autocrítica.
Lo mismo ocurre en la Comunidad Valenciana. Mientras miles de valencianos y valencianas estaban con el agua al cuello antes las graves inundaciones provocadas por la DANA, Mazón estaba pasándoselo en grande en El Ventorro. Otro que decidió que el disfrute estaba por encima del deber. Otro dirigente del PP que ignora lo esencial: que cuando diriges una comunidad, no puedes desentenderse cuando las cosas se complican.
Mazón en el Ventorro y Azcón en el bodorrio. Y mientras tanto, el sufrimiento de la gente. ¿Dónde están los medios de derechas para denunciar esto? ¿Dónde están las portadas indignadas? ¿Dónde está la exigencia de responsabilidad política? Estarán muy ocupados tratado de tapar y ocultar la monumental pitada que recibieron Feijóo y Moreno Bonilla el pasado domingo en Málaga. Muy ocupados silenciando las protestas contra Azcón en Aragón o el recibimiento hostil a Mazón en Torrent, en plena Horta Sud.
Y si hablamos de desatención sanitaria, lo de Andalucía merece capítulo aparte. Con Juanma Moreno al frente, la comunidad ha alcanzado cifras de récord… pero negativas. Dos millones de andaluces están hoy en lista de espera para ser atendidos en el sistema público. Algunos llevan más de un año esperando una operación o una consulta con un especialista.
Otros nunca reciben diagnóstico a tiempo. Y muchos mueren sin que se les haya detectado un cáncer, un infarto o un ictus. Porque no hubo cita. Porque no se hizo la prueba a tiempo. Porque no hubo medios. Porque no hubo ni interés ni voluntad ni ganas.
Mientras tanto, Moreno Bonilla presume de desviar fondos a la sanidad privada. De reducir impuestos a las grandes fortunas. De hacer caja con lo que debería ser sagrado: la salud. Y lo hace con sonrisa en la cara, como si todo estuviese estupendo. Un cínico en niveles máximos.
Cuando estás al frente de un gobierno, tus decisiones salvan vidas… o las ponen en peligro. No basta con inaugurar, posar, prometer o salir en las fotos. Gobernar es estar donde hay que estar. Es actuar cuando la vida de la gente está en juego. Es priorizar siempre el interés común.
Por eso hay que decirlo claro: votar al PP perjudica seriamente la salud. Porque mientras ellos se reparte aplausos en celebraciones privadas, los pueblos se ahogan. Porque mientras ellos buscan excusas o culpan al cielo, los ciudadanos siguen esperando una respuesta. Porque mientras ellos recortan, privatizan y se ausentan, las personas enferman o mueren.
Y lo peor, cuando se les pide rendir cuentas, se indignan. Se victimizan. Hacen como que aquí no ha pasado nada. Pero sí ha pasado, claro que ha pasado. Y no pueden seguir ocurriendo hechos como estos y que no se tenga que ir un presidente autonómico del PP a su casa para no volver.
Los ciudadanos ya han empezado a ver que cuando el PP gobierna, algo se rompe. No es solo la confianza: es la protección. Es el cuidado. Es la vida tal como la conocemos. Y por eso cada vez más personas deciden no votar a quienes los abandonan en plena tormenta. Estamos hablando de nuestra salud, nuestra seguridad, nuestra vida. Votar al PP perjudica seriamente todo eso. Lo ciudadanos y ciudadanas no merecen esto.