En pleno paripé, como si fuera posible que no hubiera pacto entre las derechas de PP, Ciudadanos y Vox, salió al ruedo el expresidente José María Aznar, para trazar las líneas maestras que tienen que seguir a pie juntillas los tres partidos. Lo hizo en una entrevista a uno de sus periódicos preferidos, El Mundo.

No es posible cuantificar el número de votos que consiguieron las tres formaciones en Andalucía gracias a su posición dura contra Cataluña, pero está claro que ellos consideran que ese es el camino a seguir. Y si la voz del líder dice que hay que defender una intervención con el 155, total e indefinida, Casado, Rivera y Abascal adoptan ese discurso como propio. Llama la atención, sobre todo en el caso del número 1 del PP, que después del estrepitoso fracaso de las políticas de Rajoy, que llevaron nada menos que a una declaración de independencia de Cataluña, se puedan dar lecciones de cómo se hacen las cosas. Desde un supremacismo que dicen criticar, sus afirmaciones se podrían resumir en “intervención hasta que aprendan, estos catalanes que no saben nada”. Que voten como Dios manda, qué narices.

Pero no todo acaba allí. Aznar califica, vaya uno a saber basado en qué, que el PSOE de Pedro Sánchez es un partido anticonstitucionalista y que Vox, que por ejemplo quiere acabar con el Estado de las Autonomías, es una fuerza que está dentro del sistema. Curiosa afirmación que dice que el que gobierna dentro del sistema es antisistema y el que quiere acabar con el sistema forma parte del mismo.

Tampoco es un tema menor que califique a los tres partidos como de centro derecha. Un centro derecha que, según él, hoy está fragmentado, pero que Pablo Casado está logrando que lleguen a un proceso de integración. En esto último no se equivoca, aunque habría que matizar: esa integración se está dando gracias al acercamiento de PP y Ciudadanos al ideario de la ultraderecha. Y más que acercamiento, podríamos decir que se trata de una entrega total.

No deja de sorprender que esto lo diga el mismo Aznar que afirmaba: “Abundan los obsesos de doctrinas basadas en el odio y en la lucha y los superficiales pequeños maquiavelos del oportunismo”. Resulta que ahora propugna un acuerdo con quienes cuentan entre sus votantes con gente que irrumpe en oficinas de empleo al grito de “¡hay negros trabajando!”

Los mismos que dicen que el de Pedro Sánchez es un gobierno inviable, porque no se puede gobernar con 84 diputados (de 350) y se trata de un pacto entre perdedores, son los que hoy defienden que gobierne Juanma Moreno con 26 diputados (de 109) y se valga de un pacto entre la segunda, la tercera y la quinta fuerza. Y está claro que las concesiones de PP y Ciudadanos a la ultraderecha son infinitamente más determinantes que las presuntas concesiones del PSOE al independentismo catalán. Tanto, que han cambiado su ideario para estar más cerca de Salvini y de Le Pen que de Merkel.

José María Aznar, supuestamente retirado de la política, es una vez más, quien marca la agenda de la derecha.