Siempre he sentido la política como una vocación: la de servir a los demás para mejorar la vida de todos. Y creo que Guillermo hizo eso durante todos sus años de actividad pública.

Si tuvo una larga trayectoria política fue porque su buen hacer estuvo siempre fuera de toda duda. Y lo estuvo sin que tuviera necesidad de gritar nada a no ser que la buena gestión sea entendida como el grito necesario para que un territorio y su gente avancen porque entonces, éste sin duda fue atronador.

Recuerdo las palabras de alguien que le apreció mucho y que sé que me aprecia también a mí, que siempre me dice que lo importante del noble arte de la Política debe darse en la gestión y, sin duda alguna, a Guillermo se le pudo definir como un buen gestor. Y no lo digo por decir, ni tampoco para quedar bien sino porque creo que acierto diciéndolo, porque considero que fue la pura verdad.

También he de considerarlo como gestor en su labor de partido hasta cuando tuvo rivales a nivel interno. Y lo destaco porque supo unir a partidarios y hasta a detractores, y si lo hizo fue porque siempre entendió que ante todo, el bien común debe estar por encima todo.

Guillermo supo sostener la bandera de la igualdad, del progreso, de la democracia y de la libertad sabiendo guiar a Extremadura a cotas de avances que se necesitaban tener y que se consiguieron.

Recuerdo cómo con ahínco defendía que los socialistas deben tener claro que somos esos ciudadanos que debemos decir a todos sin distinción que sólo la gente debe ser la verdadera dueña de su destino y de su futuro, y fue a lo que convocó a los extremeños y a las extremeñas sabiendo en cada momento lo que necesitaba su tierra.

Era médico forense de profesión, pero en política más bien se comportó con la precisión de un cirujano para atajar los problemas por la raíz  pero de manera muy medida, ajustada y cuidada sin quedarse corto nunca, pero también sin cometer excesos. Y eso no es fácil. Estoy convencido de ello.

Dicen que los socialistas después de tantos años de gobierno en Extremadura no hemos hecho gran cosa. Supongo que algunos deben de tener la memoria muy corta porque si la tuvieran larga, se darían cuenta de que este territorio fue durante siglos injustamente tratado y olvidado y, sin embargo, gracias a políticos como Guillermo fue teniendo su propia voz y una relevancia que en otros tiempos no tuvo, recogiendo el testigo de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, junto al que creció políticamente.

Creedme que aunque la tristeza y la pena nos invade hoy el alma por su partida, también al menos a mí asimismo lo hace el orgullo de haber tenido a alguien como Guillermo y, por eso, saber que he sido compañero de partido de Fernández Vara es algo tan grande que ninguna fortuna lo puede siquiera igualar.

A modo personal puedo decir que las poquísimas veces que coincidí con él, me trató siempre con respeto, cariño y gratitud, e incluso lograba sacarme una sonrisa picándonos sanamente por el fútbol (él culé y yo madridista), pues ese deporte también para él ha sido una de sus pasiones.

También lo poco que le vi recuerdo que era bastante observador. Tenía buena memoria aunque te haya visto pocas veces, y eso dice mucho de alguien así, cosa que se agradece.

Recuerdo que en alguna ocasión le llegué a criticar y a manifestarle públicamente algo en lo que discrepaba y, sin embargo, siempre sabía encajarlo, y eso es propio de personas inteligentes y con buena intuición, sin duda alguna. Otros no actúan así, pero para eso hay que tener clase, elegancia y ser buena persona, y eso lo demostró siempre ser y tener Guillermo. Pero ya se sabe, la clase es algo que se tiene o no se tiene, y quizás es algo con lo que se nace o no se nace.

Dice una frase que los socialistas no mueren sino que se siembran y si lo tomamos como una verdad, seguro que lo que ha sembrado Guillermo para el PSOE y para Extremadura ha sido esperanza en un futuro mejor que han labrado con su buen oficio político personas como él.

Por eso, los que quedamos aún aquí debemos encomendarnos una misión clara: seguir la obra y el legado de socialistas como Guillermo Fernández Vara con el deber de dejar un mundo mejor y más justo pues esa debe ser siempre la meta de un socialista.

Por todo ello, sólo me queda darte las gracias por todo lo que hemos conseguido por tu labor y esfuerzo, Guillermo.

Descansa en paz, compañero.

De un socialista castellanomanchego, un poco andaluz y también otro poco extremeño que no te olvidará nunca.

 

Diego Ruiz Ruiz

Militante del PSOE de la provincia de Toledo