El pasado 20 de marzo la presidenta de la Comunidad de Madrid realizó un viaje a Londres con el objetivo de atraer inversiones británicas a la Comunidad; pocos días antes se había reunido con los presidentes de las principales empresas españolas, para reafirmar la excelente marcha económica de Madrid. La bajada de impuestos anunciada para atraer inversores ha sido otro de los grandes atractivos que están convirtiendo a Madrid, según palabras de su presidenta, en uno de los motores económicos de Europa y en una de las regiones más atractivas para que establezcan sus sedes empresas nacionales e internacionales. Todo ello mérito casi exclusivo, como no dejan de recalcar a diario los muchos medios de comunicación afines al PP, de la excelente y autónoma gestión de Isabel Díaz Ayuso.

Con tan buenos resultados de presente y mejores augurios de futuro, ¿qué ha pasado para que Ferrovial, una de las empresas más importantes del Madrid de Ayuso, haya decidido trasladar su sede a los Países Bajos? Aunque estos días el PP, con Feijóo al frente, no haya cesado de repetir que la empresa se va de España por la inseguridad que provoca el Gobierno de Pedro Sánchez, eso no puede ser cierto, porque querría decir que los datos de los que presume Madrid sobre crecimiento y atracción de inversiones son falsos. Si Ayuso no es capaz de retener a una empresa que nació en Madrid, ¿cómo podría pretender atraer las sedes de otras empresas españolas y extranjeras?

Los dos discursos con los que juega el PP se contradicen. O Ayuso es la responsable económica de Madrid y, por lo tanto, de la marcha de Ferrovial, o lo es el Gobierno Central. La verdad es que Ayuso vive en una constante contradicción desde que Miguel Ángel Rodríguez la alzó a la presidencia de la comunidad autónoma. Ya ocurrió, como todos ustedes recordarán, con la pandemia. Al mismo tiempo que nos decía que la gestión del Covid en Madrid era suya y había sido ejemplar, hacía responsable al Gobierno de Sánchez de la muerte de miles de ancianos en las residencias que dirigía la Comunidad.

Isabel Díaz Ayuso pasará a la historia como la política de Schrödinger, que fue y no fue presidenta de Madrid.