El candidato Obama subrayó repetidamente su preferencia por la vía sueca, en lugar de la vía japonesa. De ahí la enorme sorpresa cuando, una vez el candidato Obama se transformó en el presidente Obama, nombró como sus asesores económicos a dos economistas que habían protagonizado las medidas que habían llevado a la crisis financiera; Lawrence Summers del equipo Clinton, responsable de la desregulación de la banca, y Tim Geithner de la rama neoyorquina del Banco Central estadounidense, the Federal Reserve Board, y hombre próximo a Wall Street. Sectores progresistas del Partido Demócrata protestaron. Pero, en un movimiento característico del presidente Obama, creyó que los asesores eran “buenos” economistas que conocían bien el sector financiero, y que bajo su dirección personal desarrollarían sus políticas. Creía que harían lo que él les dijera que debían hacer. Creyó que podría encomendar la vía sueca a los que estaban en la postura más opuesta a ella. Según él, él necesitaba a alguien como Summers y Geithner, que conocieran el sistema desde dentro. Lo importante de su nombramiento –según él- fue que ellos conocían mejor que nadie el mundo de Wall Street.
Lo que el libro de Ron Suskind muestra es lo enormemente erróneos que eran estos supuestos del presidente Obama. Como el libro documenta, Summers y Geithner ignoraron al presidente e hicieron y siguieron la vía japonesa, convenciendo a la vez al Presidente de que era la única vía posible. En lugar del que el Presidente convenciera a Summers y Geithner, éstos convencieron y manipularon al Presidente. Éste creía que necesitaba “buenos” economistas que conocieran bien el funcionamiento de Wall Street y que él ya les dirigiría las pautas a seguir. Ignoraba con ello que no hay buenos o malos economistas, sino economistas que tienen sensibilidades distintas (en muchas ocasiones sin ser conscientes de ello), que consideran sus posturas científicas cuando en realidad son profundamente ideológicas. Es bien conocido que los economistas neoliberales nunca se definen a si mismos como neoliberales, sino como “buenos” economistas. De ahí la enorme importancia de conocer a qué sensibilidad pertenecen los economistas que asesoran a las estructuras del poder. En contra de lo que se dice, los primeros días de una administración ya establecen claramente la orientación económica de la misma., viendo los nombramientos, y muy en particular en las áreas económicas.
Esto está claro también en las sensibilidades presentes en el equipo económico que ha estado asesorando al Presidente Zapatero en España, comenzando por el Sr. Pedro Solbes, que había sido el guardián de la ortodoxia neoliberal en la Comisión Europea, así como Míguel de Sebastián y David Taguas, ambos procedentes de la banca, además de otros economistas derivados del Centro de Estudios del Banco de España o de los centros de reflexión financiados por la banca y las grandes empresas. Cuando la izquierda protestó la orientación neoliberal de tales asesores, el Presidente Zapatero ignoró tales protestas y terminó haciendo lo que estos asesores quisieron que hiciera. (Para ver una crítica del pensamiento económico del zapaterismo, ver Vicenç Navarro. El Subdesarrollo Social de España. Causas y Consecuencias) Sería de desear que un libro semejante se escribiera en España.
Vicenç Navarro es Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins UniversityBlog de Vicenç Navarro: www.vnavarro.org