Como sevillano de a pie no me gusta que el alcalde de mi ciudad provoque enfrentamientos con otras capitales andaluzas. Como andaluz me molesta el aldeanismo de ciertos posicionamientos políticos que apelan a las más bajas pasiones, al chovinismo de tres al cuarto y de regate corte que no conduce a ningún sitio.

Detesto los movimientos de tintes populistas que no sólo separan, sino que generan confusión. Juan Ignacio Zoido, que une dos cargos que le están resultando incompatibles, el de regidor hispalense y el de presidente del PP andaluz, la ha vuelto a liar, metiéndose gratuitamente en un jardín dialéctico con Málaga.

Su respuesta a la instalación del Centro Pompidou en la capital de la Costa del Sol no ha podido ser más desafortunada: “Otras ciudades jamás tendrán lo que tiene Sevilla“. No ha sentado bien en Málaga esa ligereza verbal de Zoido. Una salida absolutamente innecesaria e inoportuna que demuestra mal perder en la competencia por albergar este atractivo cultural y turístico. No hacía falta atacar a una ciudad hermana para hablar de las bondades de Sevilla.

El localismo es el peor vicio para cualquier dirigente político, abre heridas, crispa las relaciones y separa a la gente. En esta sociedad global que nos ha tocado vivir las fronteras no se pueden reducir al terruño. Señor alcalde, sumar, siempre es mejor sumar. Restar o dividir sólo pone en evidencia la miopía política de nuestros representantes.

 

* Miguel Ángel Vázquez es periodista y Portavoz del Gobierno andaluz