Estos días estamos asistiendo al plenario judicial de dos procedimientos penales de notable repercusión económica y mediática: el caso Gürtel y el de las 'Tarjetas Black'. Y si en el primero, como acusador popular solicité, una vez más, el testimonio de Rajoy para que informara al Tribunal sobre si conocía o no (¿ignorancia deliberada?) el lucro obtenido por su partido con motivo de las actuaciones ilícitas de muchos de sus cargos públicos y nuestra petición fue irresuelta por el Tribunal a resultas de no se sabe qué, en el caso de las 'Tarjetas Black' me siento frustrado.

Y ello es así porque sí, yo como Secretario del Consejo de Administración durante unos ocho años de la entonces llamada Caja Madrid, también tuve una tarjeta de esas al igual que todos los consejeros de la Entidad, quienes, por nuestra condición de tales, percibíamos dietas (módicas) por la asistencia a los Consejos y para compensar los gastos de representación (fundamentalmente comidas), se nos entregó esa tarjeta con un límite que creo ascendía mensualmente a unas 50.000 pesetas de entonces.

Recuerdo perfectamente el caso de un consejero que se dirigió a mi preguntándome cuánto dinero sacaba yo usando la tarjeta de Caja Madrid que nos habían facilitado, y se quedó muy sorprendido cuando le dije que NUNCA había sacado dinero con ella y que exclusivamente la había utilizado para pagar comidas relacionadas con la gestión o marcha de Caja Madrid.

Por eso me ha causado extrañeza que algunos consejeros (y la extrañeza se convierte en tristeza respecto de aquéllos que me son más afines), hayan sacado (usando la tarjeta en cuestión), importantes cantidades de dinero mediante su indebido uso, siendo un caso paradigmático el del entonces Vicepresidente de Caja Madrid (de IU) y curiosamente Presidente de la Comisión de Retribuciones que sacó, al parecer, nada menos que casi medio millón de euros.

He de decir que las condiciones del uso de las citadas tarjetas por los altos directivos de Caja Madrid me es desconocido, pues eran temas ajenos al debate en el Consejo, pero tengo la absoluta seguridad que respecto de los consejeros, las condiciones de utilización de las tarjetas eran como dejo dicho: exclusivamente para gastos de representación, tal como han declarado en las actuaciones judiciales, mi sucesor en la Secretaría del Consejo y el anterior presidente Sr. Terceiro, afirmaciones radicalmente diferentes de que las tarjetas era de libre disposición y por la dedicación a la Caja (declaraciones de los exconsejeros Spottorno y Moral Santín).

Y si soy un testigo frustrado es porque antes de verano unos letrados defensores de los acusados vinieron a mi despacho para conocer mi posición al respecto, que una vez expuesta en los términos que he dejado expuestos, no les debieron lógicamente satisfacer como argumentos para sus defensas, con lo que la conclusión ha sido que, recientemente, se me informase judicialmente que han renunciado a mi testimonio.