“Por la tarde –puede leerse-, en medio de enorme expectación, conferencia de Santiago Carrillo en el Club Siglo  XXI (…) Yo le presenté recordando que no necesitaba poner a Dios por testigo de mis distancias, y las de AP, con el comunismo y sus representantes, pero que tampoco había que esforzarse mucho en dar demasiadas explicaciones sobre el porqué podíamos estar juntos (…) Eran las necesidades de la reconciliación nacional, dentro de reglas constitucionales aceptadas por todos (…)  El servicio de España hacía indispensable la aceptación de algunas ideas, nos gustaran o no”.

“Separatistas y separadores”
En el epílogo del citado libro, Fraga Iribarne defiende  a rajatabla “la unidad y la continuidad de España”, aunque afirma no desconocer “ni los errores y excesos de ciertos “españolismos” limitados e incluso sectarios (…) Nunca he aceptado los falsos casticismos (…) Reconozco que al lado de los “separatistas” ha habido también “separadores”. Y es igualmente cierto que una España viva no puede ser una España cerrada ni definitiva”.

Derecha moderna, liberal-conservadora
No falta en este a modo de testamento político –escrito cuando se tuvo que ir de diputado al Parlamento europeo y antes de ser presidente casi perpetuo de la Xunta de Galicia- este significativo párrafo: “Durante once difíciles años (…) he intentado contribuir a la creación de una derecha moderna, liberal-conservadora, reformista y abierta, sin prejuicios ni complejos (…)

Aspectos muy positivos
Desde ELPLURAL.COM no queremos en absoluto vejar la figura del difunto Fraga Iribarne. Hemos introducido aspectos de su amplísima trayectoria política que consideramos muy positivos y que contribuyeron, ciertamente, al retorno de las libertades. Ello llegó tras cuarenta años de dictadura sanguinaria y tres de guerra civil, consecuencia del golpe militar del 18 de julio de 1936, destinado a liquidar por las armas y no por los votos a la II República.

Un colaboracionista
Pero Fraga Iribarne no sólo hizo política a partir del final del franquismo. Desde el año cincuenta del siglo pasado fue un destacado político al servicio del régimen totalitario impuesto por el general Franco y sus secuaces. Fue, por tanto, un colaboracionista de altísimo rango como ministro de Información y Turismo. Su veloz carrera hacia el poder lo convirtió en uno de los hombres fuertes del autodenominado Caudillo.

La ejecución de Grimau
Cuando el comunista Julián Grimau volvió a España fue detenido por la Policía y fue ejecutado el 20 de abril de 1963, a pesar de la oleada de peticiones a Franco para  que no firmara la condena de muerte,  enviadas por  gobernantes y personalidades de numerosos países democráticos . La campaña de prensa española y extranjera para desacreditar a Grimau la dirigió personalmente el ministro de Información,  Fraga Iribarne.

25 años de paz
También dirigió la espectacular campaña propagandística de los 25 años de paz, presentando al dictador como si fuera un anciano estadista, bienhechor de todos los españoles, ajeno por supuesto a la guerra de 1936-1939. Asimismo Fraga Iribarne coordinó el referéndum de la Ley Orgánica del Estado, caricatura despreciable de una Constitución democrática. La campaña en favor de esa Ley estaba autorizada e impulsada con gran fuerza desde el Gobierno. Pero los contrarios a la Ley no tuvieron la más mínima oportunidad de decir en voz alta lo que pensaban.

La Ley de prensa e imprenta, mejorada formalmente
Es cierto que Fraga Iribarne mejoró formalmente la ley de prensa e imprenta. Sin embargo, siguieron funcionando las consignas a los medios desde el Ministerio de Información. Y siguieron las amenazas y las multas a los periodistas opuestos al régimen y los cierres, parciales, o totales, de los periódicos disidentes. El 26 de junio de 1968 el entonces presidente del diario Madrid, Rafael Calvo Serer, dirigió una carta al ministro Federico Silva Muñoz.  La carta  aparece en el libro de Memorias Políticas de Silva Muñoz.

“Un verdadero golpe de mano”
Le recordaba que “desde el acuerdo de suspensión el 31 de mayo, Madrid está sometido al silencio forzoso”. Y añadía: “El problema actual de Madrid puede ser pronto el de otras publicaciones. Bajo el terror de Fraga, ¿qué es el Estado de derecho, en el que se viola una Ley de Prensa que ha puesto unos límites que hacen viable el uso de la libertad sin correr graves riesgos?” Calvo Serer acusaba a Fraga de haber cometido “un verdadero golpe de mano [contra el periódico Madrid]”.

El 23-F
La etapa franquista de Fraga Iribarne desembocó, desde la muerte del dictador, en una perceptible  lealtad  suya hacia la Constitución. Su actuación durante el golpe de Estado del 23-F fue impecable. Felipe González, aludiéndole  siempre repetía: “Fraga tiene el Estado en la cabeza”. Descanse en paz, don Manuel, un político  polícromo.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM