Cada minuto se venden en el mundo alrededor de un millón de bebidas envasadas en plástico, o lo que es lo mismo: 20.000 botellas por segundo. Y buena parte de todas ellas corresponden a agua mineral.

El agua es la mejor bebida para saciar la sed, contribuir a un adecuado nivel de hidratación de nuestro organismo y mantener un buen estado de la salud. Por todo ello es oportuno pedir un vaso de agua como bebida cuando realizamos una consumición en un bar o restaurante.

Por todo ello son muchas las entidades que como la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) promueven la aprobación de una “ley nacional que obligue a todos los establecimientos de hostelería y restauración a ofrecer a los clientes un vaso agua del grifo de manera gratuita”.

Algo que resultaría especialmente oportuno en los actuales tiempos, cuando la UE ha realizado un llamamiento a sus estados miembros para que emprendan las medidas necesarias para reducir el plástico.

Como ya hemos indicado en anteriores ocasiones, el agua de la red de abastecimiento urbano que llega a nuestros grifos es uno de los productos más vigilados del mundo: sometido a los más estrictos controles en cumplimiento de lo que marcan las autoridades sanitarias de nuestro país, de la Unión Europea y los que determina la Organización Mundial de la Salud. Por todo ello debemos tener la máxima confianza a la hora de consumirla.

Si tal y como coinciden en señalarnos desde las administraciones, las asociaciones de consumidores y los grupos ecologistas, es necesario que todos contribuyamos a reducir el consumo de plástico en nuestro día, con pequeños gestos, el de sustituir el consumo de agua envasada en plástico por agua de grifo es uno de los más fáciles de llevar a cabo. Y de los más valiosos.

En todo caso debe quedar claro que no se trata de demonizar el consumo de agua mineral envasada: ni mucho menos. El agua mineral embotellada debe ser entendida como una bebida comercial más, un alimento tan seguro como el resto de refrescos que se comercializan en los establecimientos de nuestro país, incluso mucho más saludable que cualquiera de ellos.

Pero el agua del grifo, esa agua que circula por las redes de distribución y que es sometida a un riguroso y constante control sanitario es una opción igual de segura y saludable, pero mucho más ecológica, saludable y sostenible. Y económica.

Según los estudios realizados por la OCU, en nuestro país el coste medio de un litro de agua ronda los 0,002 euros. Recuerden lo que pagaron la última vez que pidieron agua en un bar o un restaurante y se la sirvieron embotellada, lo que cuesta en un botellín en una máquina de vending o comprueben el precio en el supermercado y caerán en la cuenta de hasta qué punto es preferible el consumo de agua de grifo también por economía.