La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, poco después de aterrizar en su despacho del Ayuntamiento, envió un mensaje al Palacio de la Zarzuela. Avisaba de ese modo que había ordenado retirar la escultura de Juan Carlos I, que presidía el Salón de Ciento.

¿Tenía razón Ada Colau montando un pollo mediático que dio la vuelta a media España? Desde luego, lo cierto fue que este asunto no menor -mezclado entonces con la presión de los crecidos independentistas- condujo a crear un mayor estado de confusión en la ciudadanía.

Mientras tanto, el Gobierno presidido todavía por Mariano Rajoy, se refugiaba de las tormentas corruptas, acogiéndose, como mínimo, a un silencio sospechoso.

Y es que esta derecha popular, siempre está dispuesta a recordar que “con Franco vivíamos mejor”. Les agrada mucho pensar que con el PSOE gobernando otra vez llegaría de nuevo el diluvio universal. Y entonces, pocas bromas, porque adiós mi España querida y olé.

Pasado, sin embargo, ese primer numerito de doña Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona ha vuelto de inmediato a sus complicadas andadas. En esta ocasión, ha escogido para salir en todos los medios de comunicación un acto de auténtica heroína.

La mayoría de los militares son ahora respetables, profesionales, y al mismo nivel de los militares de otros países europeos. No van a la guerra, sino que procuran ayudar a la paz

Nada más ni nada menos que ella podrá decir siempre que, a su manera, consiguió por fin que los militares ¡no pasarán! “Preferimos que no estéis aquí”, les dijo amablemente, como si fueran una especie de apestados.

Todo esto, ojo, da la impresión de que algo huele mal en Barcelona. Los generales, para nuestra desgracia, fueron los que mandaron de verdad a lo largo del siglo XIX y también del siglo XX, con dos dictaduras, la del general Primo de Rivera -obligado por el Rey Alfonso XIII y con el visto bueno de la mayoría de los más empresarios catalanes- y, más tarde, la dictadura del general Franco, tras la brutalidad del golpe de Estado del 17/18 de julio de 1936.

Desde la transición hasta la actualidad, hubo una vez que unos cuantos generales intentaron, mediante otro golpe, como fue el 23-F, volver al totalitarismo. Pero no lo lograron porque Juan Carlos I lo impidió. Y así se acabó el fantasma de los ejércitos franquistas. La mayoría de los militares son ahora respetables, profesionales, y al mismo nivel de los militares de otros países europeos. No van a la guerra, sino que procuran ayudar a la paz.

A ver, Sra. Ada Colau, si se entera. Lo escribió Cervantes: “Barcelona es archivo de la cortesía”.