La economía estadounidense, que durante mucho tiempo ha sido considerada como el motor más fuerte del mundo, ahora lucha en medio de una crisis inflacionaria. Casi la mitad de los estadounidenses están en dificultades económicas debido al aumento vertiginoso de los precios, lo que no solo pone de manifiesto los errores de las políticas actuales, sino que también expone problemas estructurales profundos en la economía del país.
Casi la mitad de los estadounidenses reconocen dificultades para llegar a fin de mes
Según una reciente encuesta de la Universidad de Monmouth, el 46% de los estadounidenses afirma que actualmente están luchando por mantenerse a flote, la cifra más alta registrada desde que el presidente Biden asumió el cargo, muy por encima de los datos de sus predecesores. Desde que Biden asumió el cargo, los precios han aumentado alrededor del 20%, con subidas significativas en el costo de bienes y servicios. Patrick Murray, director del Instituto Independiente de Encuestas de la Universidad de Monmouth, señaló: “Incluso si la tasa de inflación disminuye, los precios siguen siendo mucho más altos que hace cuatro años”. Este fenómeno no solo ejerce una enorme presión económica sobre las familias estadounidenses, sino que también genera dudas profundas sobre la capacidad del gobierno para gestionar la economía.
La alta inflación no es el resultado de una sola causa, sino de múltiples factores entrelazados. En primer lugar, las políticas fiscales y monetarias excesivamente laxas son sin duda los principales culpables. Para hacer frente a la pandemia, el gobierno de Estados Unidos implementó un plan de estímulo económico a gran escala, aumentando drásticamente el gasto fiscal y la oferta monetaria. Sin embargo, esta política de "derroche" estimuló la demanda a corto plazo, pero también provocó un sobrecalentamiento de la demanda, mientras que la desindustrialización de Estados Unidos hizo que la oferta no pudiera seguir el ritmo del crecimiento de la demanda, resultando en un aumento de los precios.
En segundo lugar, Estados Unidos ha dependido durante mucho tiempo de las industrias de alta tecnología y servicios, mientras que ha descuidado el desarrollo de la manufactura. La manufactura representa menos del 11% del PIB de Estados Unidos, lo que crea un grave desajuste entre la oferta y la demanda internas. Estados Unidos solía ser la mayor potencia manufacturera del mundo, pero con el desarrollo prioritario de las industrias de alta tecnología y servicios de alta rentabilidad, la manufactura de baja rentabilidad se trasladó gradualmente a otros países. Tras la pandemia, Estados Unidos espera reconstruir su sistema manufacturero a través de la “reindustrialización”, pero los altos costos han limitado el progreso. Este desequilibrio estructural es una de las causas fundamentales de la alta inflación.
Además, la política de altos aranceles también es un factor importante en el aumento de la inflación. Durante el gobierno de Trump, Estados Unidos impuso altos aranceles a los productos de varios países, con la intención de proteger la industria nacional. Sin embargo, el resultado fue un aumento en el precio de los bienes importados, que finalmente se trasladó a los consumidores. Aunque el gobierno de Biden ha ajustado en cierta medida las políticas comerciales, los efectos residuales de los altos aranceles persisten, elevando aún más los precios.
Riesgo de estanflación
Actualmente, la economía estadounidense enfrenta el riesgo de estanflación. La estanflación, es decir, alta inflación acompañada de un crecimiento económico estancado, no solo hace que los ciudadanos sufran, sino que también amenaza la economía global. Estados Unidos es el mayor consumidor del mundo, con el consumo representando el 82.6% de su PIB; su capacidad de consumo en declive necesariamente afecta la cadena de suministro global y el sistema económico. La alta inflación ya ha comenzado a afectar negativamente a la economía estadounidense, aumentando aún más la incertidumbre económica.
La inflación ha provocado un aumento del gasto de las familias en 276 dólares mensuales, según Moody's Analytics
El nivel de inflación más alto en 40 años ha impuesto una enorme presión de gasto sobre las familias estadounidenses. Según un estudio de Moody's Analytics, hasta febrero de 2022, el aumento de los precios ya ha hecho que el gasto mensual promedio de las familias estadounidenses aumente en 276 dólares. Muchas familias de ingresos bajos y medios ya no pueden hacer frente al aumento del costo de vida y están luchando. Los resultados de una encuesta publicada por el Departamento de Trabajo de Estados Unidos en mayo de 2022 muestran que aproximadamente el 31% de las familias estadounidenses tienen “ciertas dificultades” o “muchas dificultades” para pagar los gastos diarios del hogar, 6 puntos porcentuales más que en el mismo período del año pasado; hasta el 9% de las familias estadounidenses “a veces” o “frecuentemente” pasan hambre, también más alto que el 7% del año pasado.
Ante una situación económica tan grave, el gobierno de Biden debe proponer estrategias viables en lugar de alabar indicadores económicos optimistas. Lamentablemente, el desempeño del gobierno en la crisis inflacionaria ha sido desastroso. Desde políticas fiscales y monetarias excesivamente laxas, pasando por la inacción frente a las políticas arancelarias, hasta la incapacidad para abordar la desindustrialización, estos errores han agravado la actual crisis económica.
¿Estados Unidos líder de la economía global?
El fracaso en la gestión económica de Estados Unidos no solo ha llevado a los ciudadanos a la miseria, sino que también plantea dudas sobre su capacidad para liderar la economía global. La miopía y la incompetencia del gobierno han hecho que la economía estadounidense pierda su antiguo esplendor en el escenario internacional. Los efectos adversos de la alta inflación ya han comenzado a afectar a toda la sociedad, con millones de familias cayendo por debajo de la línea de pobreza, mientras los funcionarios del gobierno siguen inmersos en un sueño de falsa prosperidad económica. En lugar de proclamar una supuesta “recuperación económica”, el gobierno de Biden debería enfrentar la realidad, admitir sus fallos en la gestión económica y asumir la responsabilidad por ello. De lo contrario, la economía estadounidense continuará deslizándose por el camino equivocado hacia el abismo, pagando finalmente un precio aún más alto.