Las Kardashian, Joe Biden, Miguel Bosé… El caricaturista e ilustrador David García Vivancos es el hombre de las mil caras, y tiene un lema muy claro para gobernar el rotulador: si no hay parecido, no es una buena caricatura. De estilo sintético, con pocas líneas y una paleta de color muy concreta, divide su tiempo entre la prensa (La Razón, ABC, tintaLibre, El Jueves…), la caricatura en vivo para empresas (como Vodafone o la UEFA) o por encargo para particulares (tiene las tarifas de su trabajo a la vista en su web, y trabaja también a partir de fotos) y la formación (talleres, cursos, charlas). En el mercado, cuatro libros muy ilustrativos de sus intereses: En capítulos anteriores... (Diábolo Ediciones), El Fútbol es asín (autoedición), Las criaturas de John Carpenter (Amaníaco Ediciones) y Hartas (Instituto Quevedo de las Artes del Humor). Hablamos con él.

De pequeño, ¿ya querías ser caricaturista? La verdad es que no, de (muy) pequeño quería ser guardabosques y luego quise orientarme hacia el periodismo, hasta que tuve contacto con la Historia del Arte y me enamoré profundamente de ella. De hecho estudié la licenciatura y he trabajado muchos años en el mundo del arte contemporáneo. Es curioso que mis amigos del colegio pensaban que de mayor sería dibujante y comprarían mis libros, no sé si finalmente eso habrá pasado (risas).

¿Cómo te vino la afición? Siempre he dibujado, desde muy pequeño, y como dibujaba un poco mejor que el resto de mis compañeros, me tocaba siempre hacer toda la parte gráfica de los pósters, murales y cartulinas que preparábamos en clase. Nunca dejé de dibujar, aunque mi interés por la caricatura, por dibujar caricaturas, me vino al terminar la carrera (2007), cuando quise profundizar en el tema y aprender, por fin, a dibujarlas ya que, al contrario que muchos de mis compañeros de profesión, nunca fui especialmente bueno dibujando parecidos. Sí había hecho alguna caricatura esporádica (no muy buena) de pequeño y también alguna en mis años de universidad, pero fue al terminar Historia del Arte cuando me puse a indagar en esta disciplina que me apasiona.

Donald Trump: caricatura para la exposición "Nuestro planeta. Amenazas, desastres y soluciones" en Alcalá de Henares.

¿Cuáles son las que mejor te han salido? En general los trabajos que más me gustan son los personales, los que no responden a ningún encargo y donde puedo volcar todas mis inquietudes gráficas, estéticas y de cualquier otra índole. Además elijo el personaje, con un criterio 100% subjetivo, y dedico todo el tiempo que quiero, por lo que son caricaturas hechas en las mejores condiciones posibles. Hay muchos trabajos, por ejemplo para prensa, que he tenido que hacer en muy poco tiempo y, por tanto, nunca verá nadie más que aquella persona que compró ese día el diario. Aún así, por supuesto hay trabajos publicados de los que me siento orgulloso, entre los que señalaría sin duda los publicados en El Jueves.

¿Algún personaje que se te haya resistido? Muchos, aunque es cierto que cada vez menos ya que soy un ferviente defensor de la idea de que cuanto más dibujas, mejor dibujas. O como me gusta decir: el único secreto es que no hay secreto. Por poner algunos ejemplos concretos, en algún momento de mi trayectoria he tenido serios problemas para dibujar a personas a priori “fáciles” como Warwick David (el inolvidable Willow, sí), Angela Merkel o Miguel Ángel Rodríguez. También recuerdo comentar con mi amigo (y genio absoluto de la caricatura) Joaquín Aldeguer, hace años, lo mucho que nos costó dibujar a Tony LeBlanc y Arturo Fernández. Y, pensando en algunos personajes recientes, hay algunos que me parecen especialmente difíciles como Pedro Sánchez o Inés Arrimadas (para mí la némesis del caricaturista actual).

El caricaturista, ¿nace o se hace? En mi opinión se hace, ya que no soy muy dado a creer en conceptos como “tener un don” o “tener talento” (el secreto siempre es y será el trabajo duro y la dedicación), aunque no niego una cierta predisposición o facilidad que pueden mostrar las personas hacia ciertas áreas, creativas o no. Yo he aprendido a hacer caricaturas a base de leer todo lo que he encontrado sobre el tema, estudiar el trabajo de mis autores favoritos y por supuesto practicar mucho, por lo que pienso que aprender a hacer caricaturas es posible. De hecho me interesa mucho la formación sobre caricatura, lo que me ha llevado a dar charlas, cursos y talleres para enseñar la teoría que he ido aprendiendo con los años, y que sigo aprendiendo cada día.

Mariano Rajoy: caricatura publicada en la revista El Jueves.

¿Qué tiene que tener una caricatura para ser buena? ¿Es el parecido del dibujo a la persona realmente importante? En primer lugar, una caricatura debe ser reconocible, tiene que representar a la persona que se está dibujando, por lo que el parecido es siempre lo más importante (una de mis frases favoritas es que sin parecido no hay caricatura). Dicho esto, luego está la parte gráfica y creativa, que también es importante. Es ahí donde entonces entran conceptos como el estilo, la técnica, el acabado y tantos otros similares, y que nos hace valorar una caricatura desde su aspecto plástico.

¿En qué rasgos te fijas de una persona, para caricaturizarla? Creo que es muy importante entender que una caricatura se basa en la exageración de todos los rasgos que diferencian a una persona de cualquier otra, y no en la manipulación de un solo rasgo (como muchas veces pensamos, en mi opinión de forma errónea, cuando vemos esas caras cercanas al retrato donde solo hay una nariz grande o unas orejas prominentes). La caricatura es una toma constante de decisiones, y en ese proceso yo siempre pongo especial atención en la forma de la cabeza (entendida como la unión de cráneo y mandíbula, para mí el rasgo más importante en una caricatura y el que marca, en gran medida, el éxito o fracaso del dibujo) y también en la boca (siempre digo que una boca te da un parecido y también te lo quita). Por supuesto no descuido el resto de rasgos faciales, aunque lo más importante para mí es no realizar exageraciones arbitrarias, es decir, que no respondan a la realidad que vemos al observar un rostro (por ejemplo, una nariz pequeña dibujada grande o viceversa es para mí un gran error).

Leo Messi: trabajo personal.

¿Qué es más fiel a la realidad, el realismo o la caricatura? Para mí la caricatura sin ninguna duda, porque no solo representa el aspecto físico de la persona dibujada sino también eso que el maestro Gin llamaba “alma”, esos aspectos intangibles que nos hacen reconocibles y refuerzan nuestras particularidades. No tengo nada en contra del retrato (de hecho me gusta mucho como consumidor de imágenes, no como dibujante), pero está sujeto a las proporciones reales de la persona representada y eso impone una rigidez que, afortunadamente, la caricatura no tiene. Además, la caricatura permite infinitos acercamientos a un mismo rostro, infinitas maneras de entender, dibujar y exagerar, algo que me gusta (y motiva) mucho.

¿Están infravaloradas esta y otras formas de humor? Sin duda, y especialmente en España. Es frecuente, sobre todo en eventos en directo, que la gente me pregunte si me dedico a esto, si soy estudiante de Bellas Artes o si tengo otro trabajo, por lo que el halo de hobby o afición siempre planea sobre esta profesión, y también sobre otras de ámbito creativo. El público, generalmente (siempre hablando de forma amplia, claro, afortunadamente hay honrosas excepciones), tiene muy poca cultura sobre qué es la caricatura, cuál es su valor o qué papel juega en los medios impresos, por eso es complicado ser “tomado en serio” como trabajador.

Reina Sofía: caricatura publicada en la revista El Jueves.

Has trabajado tanto para grandes empresas como para medios de comunicación. ¿Quién es más exigente? Son perfiles diferentes, aunque en mi opinión es más exigente el medio impreso, especialmente los periódicos, ya que estás publicando en un medio que tiene una línea editorial, acompañando a un texto que tiene un enfoque ideológico y dentro de una tradición gráfica. No obstante, no he tenido grandes problemas con ninguno de mis clientes y, en general, he podido desarrollar mi trabajo y publicar mis caricaturas, en medios de muy diversa índole, sin sobresaltos.

¿Cuántas caricaturas habrás hecho en tu vida? Muchas, muchísimas. No puedo decir una cifra exacta, pero en mis más de diez años dibujando profesionalmente he hecho miles de caricaturas. Hay que tener en cuenta que además de caricatura de estudio (para prensa y revistas, particulares y exposiciones, entre otros) hago caricatura en vivo, donde lo normal es hacer unas diez caricaturas por hora en eventos de mínimo dos horas, por lo que los números aumentan muy rápido.