Muy variopintas son las películas del cineasta francés Robert Guédiguian, no solo porque ha alternado comedias y dramas, sino también porque ha trabajado géneros muy dispares, sin por eso perder una identidad propia. Ahora estrena Una historia de locos, basada en el libro La bomba, del periodista española José Antonio Gurriarán, que en diciembre de 1980, al salir del edificio del diario Pueblo, escuchó una explosión mientras caminaba por la Gran Vía, y al presumir que había sido una bomba, se metió en una cabina telefónica para llamar a un fotógrafo, y le estalló otra bomba bajo sus pies. Durante meses estuvo en el hospital, y mientras tanto, se informó de quiénes habían perpetrado el atentado, y en 1982, en el Líbano, se reunió con los líderes del ESALA (Ejército Secreto Armenio para la Liberación de Armenia) para enfrentarse a quienes lo habían dejado minusválido.
¿Vencedores y vencidos?
La película parte en Berlín en 1921, con una cita que indica que las grandes guerras se han librado en la intimidad de las casas, prediciendo lo que se avecina: un joven armenio comete un atentado contra el embajador de Turquía dejando malherido a otro que, cuando él se marcha a un campo de entrenamiento, termina viviendo en casa del atacante, con sus padres, porque busca conocer, y tal vez entender, a su verdugo. La película se bifurca en dos líneas, una que sigue al atacante y la otra al atacado. Guédiguian se vale del entorno cotidiano, y también el importante personaje de la abuela del terrorista, que simboliza una herida abierta durante décadas, la que causaron los turcos a los armenios en su mítico y sangriento genocidio, para lanzar una reflexión sobre la violencia, sobre quién la ejerce y sus motivos, y sobre quién la recibe, y también sobre si es posible un entendimiento entre ambas partes. Una historia de locos asume una postura de narrador omnisciente de unos hechos, para que el espectador extraiga sus propias conclusiones. La película está protagonizada por la mujer del director, Ariane Ascaride, que interpreta a la madre del terrorista, que ha acompañado al director en su trayectoria, protagonizando sus cintas desde hace años, e incluso Guédiguian se inspiró en ella en la comedia absurda El cumpleaños de Ariane.