Hacía mucho, demasiado, que una mujer no se llevaba la Palma de Oro a la Mejor Dirección en el Festival de Cannes: desde que la obtuvo en 1961 la directora soviética Yuliya Solntseva, que impuso su The Chronicle of Flaming Years. Sofia Coppola, en su día oscarizada como Mejor Guionista por Lost in Traslantion, ha vuelto a conseguirlo con su película La seducción, basada en la novela de Thomas Cullinan, que ya había transplantado a la gran pantalla Don Siegel en 1971, en El seductor, tachada a menudo de misógina, pero de calidad reconocida.

Un universo femenino

La decisión de la directora de realizar este remake, desde un punto de vista muy personal y muy distinto al propuesto en aquella cinta que protagonizaron Clint Eastwood y Geraldine Page, es ambiciosa, y ha tenido partidarios y detractores. Un soldado (Colin Farrell) se pierde en territorio enemigo durante la Guerra Civil americana, y encuentra refugio en una comunidad de mujeres donde manda Miss Martha Farnsworth (Nicole Kidman). No tardará en conocer a una joven profesora (Kirsten Dunst) y a una de sus mejores alumnas (Elle Fanning), y la tensión sexual irá creciendo por momentos y en distintas direcciones.

Distinta pero coherente con la filmografía de la directora

La cinta es, posiblemente, la más concreta y minimalista que ha rodado Coppola hasta la fecha. Como en su obra previa, The Bling Ring, pone el foco en un grupo de mujeres que viven juntas en un entorno con sus propias reglas, idealizado por ellas mismas. En este caso, una institución donde permanecen ajenas a la Guerra de Secesión, cuya atmósfera, no obstante, se respira en todo el metraje, sobre todo por las explosiones que se escuchan a lo lejos. Con la irrupción del cabo de la Unión John McBurney (Colin Farrell), el espacio se ve violentado por la presencia de la guerra y de lo masculino. Esto pondrá en pie al grupo para preservar su espacio frente al contexto bélico, violento y extraño que amenaza su rutina y su ambiente. Termina siendo un retrato, también, de las miserias que despliega el hombre en tiempos de conflicto. La estética de la cinta evoca el american gothic, en un retrato intimista y naturalista del caos frente al orden, y de personajes que representan un collage de distintas edades y perfiles, a partir de un guion de muchísima sutileza y algo de humor. A diferencia de otras películas de Coppola, en esta ocasión apenas hay apoyo musical. No es en lo único que separa este título de la filmografía anterior de Coppola, si bien se integra en perfecta coherencia con ella. Y es que las imágenes de Coppola retratan siempre una mirada cruda, desasosegante, hacia unas realidades que someten a unos personajes sumidos en realidades algo preservadas del mundo real. https://www.youtube.com/watch?v=vbM_gPGOXvo