La última ha sido Berta Cáceres, una ganadora del Goldman Prize (conocido como el Nobel Verde) y defensora de los indígenas asesinada el pasado marzo cerca de Tegucigalpa (capital de Honduras). Pero, según ha difundido esta semana el grupo defensor de los derechos humanos PAN Asia Pacific (PANAP) en un informe, el suyo fue el asesinato número 185 de los cometidos en 2016 contra defensores del medio ambiente, lo que supone una media de 16 activistas verdes asesinados cada mes. La cifra de asesinados, además, sufre un ascenso galopante. Nada menos que el triple de asesinatos se cometieron en 2016 respecto a 2015, año en que hubo 61 medioambientalistas fallecidos.  “Los derechos colectivos de las personas de poseer y controlar sus tierras, sus recursos y sus necesidades culturales son fuertemente violados por corporaciones y gobiernos”, asegura Sarojeni Rengam, el director ejecutivo de PANAP, en el texto que publica los mencionados datos.

Algunos gobiernos poco activos

El documento advierte también de la falta de colaboración de algunos gobiernos, que en vez de proteger a estos activistas han mostrado menos tolerancia hacia los activistas, de lo que es reflejo el aumento de las detenciones de quienes realizan este tipo de manifestaciones: una cifra que pasó de 82 detenciones en 2015 a 118 hasta noviembre de este año. Por regiones Asia, África y América Latina son los continentes más afectados mientras que entre los países que menos defienden a estas personas está Brasil donde solo en agosto pasado fueron asesinados 20 activistas. Filipinas, Indonesia y Camboya, Bolivia, Honduras, Perú, Etiopía, Kenia y Sierra Leona son los países con las tasas más altas de homicidios.