Ha sido una de las mayores revoluciones del siglo XX. El pasado martes se cumplieron cincuenta años de la conexión que establecieron un ordenador de la Universidad de California (UCLA) y otro del Instituto de Investigaciones de Stanford (SRI), a los que separaban 568 kilómetros. Se enviaron un mensaje de dos letras, “LO”. Era el nacimiento de Internet, inicialmente llamado Arpanet porque era un proyecto financiado por la empresa ARPA (Advanced Research and Projects Agency). Era la Guerra Fría, y desde 1969, el Pentágono (Departamento de defensa de Estados Unidos) desarrollaba este programa con colaboración privada para conectar bases militares y departamentos de investigación del gobierno americano.

Se iniciaba así la llamada tercera revolución industrial. En 1995, la Federal Networking Council norteamericana aprobó su definición: “Internet se refiere al sistema de información global que está lógicamente conectado por una dirección única global basada en el Internet Protocolo (IP) o subsecuentes extensiones; es capaz de soportar comunicaciones utilizando el Transmission Control Protocol/Internet Protocol (TCP/IP) o subsecuentes extensiones y o/otros protocolos compatibles al IP; y provee, usa o hace accesible, tanto pública como privadamente, servicios de más alto nivel producidos en la infraestructura descrita”.

Con todo, hasta 1974 solo se le dio un uso militar, y en 1990 se crearía la World Wide Web, una iniciativa de Tim Berners-Lee, Robert Cailliau y su equipo del CERN en su búsqueda para comunicar sus ordenadores entre sí. En 1998 nacería el gran buscador Google. Hoy, más de 7.000 millones en el mundo utilizan Internet, para buscar información, conectarse, informarse, educarse…