No hay lugar para el romanticismo entre los muñecos. Al menos, no hay lugar para el romanticismo homosexual. Ayer os comentábamos que el guionista de la serie admitía por fin, varias décadas más tarde, que los dos populares personajes de Barrio Sésamo Epi y Blas eran en realidad una pareja homosexual.

Mala explicación

Evidentemente la noticia tuvo amplia cobertura durante todo el día. Lógico si se piensa que a día de hoy, los que mandan en los medios son hombres y mujeres criados con las discusiones surreales de ambos sujetos, muchas de ellas cuando ya estaban en la cama. Camas separadas, recordemos. 

Pero a los responsables de la franquicia Sésamo parece que nos le ha hecho ni pizca de gracia el apunte de su antiguo redactor. Ayer, en plena polvareda, lanzaron un comunicado un tanto absurdo. No por el contenido, si no por la explicación. 

Según ese comunicado, Epi y Blas, Bert y Ernie en la versión original, no son más que buenos amigos. Unos personajes creados para mostrar a los niños que se puede tener una gran relación con una persona que sea absolutamente diferentes a nosotros mismos.

No son de trapo

Hasta ahí todo normal. Incluso compatible con la revelación de Saltzman. El problema viene al final. Cuando la productora arguye que, aunque los personajes, como muchos de Barrio Sésamo, estén cargados de características humanas, siguen siendo marionetas y por lo tanto, sin orientación sexual. Ahí es donde la franquicia se carga décadas de ilusiones infantiles. O sea que son solo marionetas. Que Epi no es un descerebrado y Blas un gruñón. Ni Coco un superhéroe alocado. ¡Ni Gustavo el reportero más dicharachero! No, según Sésamo son solo marionetas

Seguramente muchos no estén de acuerdo. Si Epi podía vacilar a Blas, si Coco podía vender un peine a Gustavo es porque realmente tenían personalidad. Y si tienes personalidad tienes orientación sexual. De eso no hay duda.