El ser humano es bromista por naturaleza. Nuestra capacidad para avanzar el futuro y reconocer lo que otros van a hacer y pensar ha sido clave en nuestro triunfo evolutivo. Y eso va estrechamente ligado con nuestra habilidad para tomar el pelo a los demás. Como por ejemplo, colocar pegatinas de enchufes en aeropuertos y otros lugares públicos de todo el mundo.

Sin batería

Es fácil imaginarse la escena. En un mundo hiperconectado, andamos en busca del enchufe para cargar la batería hasta en los lugares más insospechados. Aprovechar una espera aeroportuaria para cargar el móvil o el portátil suena ideal. Y ahí van en busca de un enchufe libre. Y de pronto, oh milagro, lo encuentras. Y vas todo decidido blandiendo tu en clavija como matador. Y de pronto, blam, resulta que es una simple pegatina en la pared. Y tú con cara de tonto y el problema sin resolver.
 
La broma no puede ser más sencilla. Se trata de comprar un puñado de estas pegatinas, que son muy baratas y se encuentran en muchas tiendas online y después pegarlas con mucho disimulo allá donde pesemos que más efecto van a hacer. 

Aeropuerto infestado

Evidentemente, la broma está bien elaborada y existen distintos modelos de pegatinas con los enchufes que suelen encontrarse en distintos lugares, dado que las clavijas no son iguales en Europa que en Estados Unidos, por ejemplo. 

Uno de los aeropuertos que ha sufrido está intervención es el de Los Ángeles. Numerosos viajeros han utilizado las redes sociales para dedicarle todo tipo de insultos y maldiciones al gracioso que ha cubierto el lugar de este tipo de pegatinas.