Aunque a todos nos iguale, nadie se libre y sea el fin inexorable de nuestras vidas, la muerte sigue siendo el gran tabú. Tiene su lógica, a nadie le gusta hablar de este tema y es mejor no pensarlo. Incluso los debates religiosos y mortales tienen en la muerte uno de sus asuntos recurrentes.

Sarco

Qué pasa cuando por una enfermedad, nuestro cuerpo se muere a distinto ritmo que nuestra mente. Si la muerte es un tabú, qué decir de la eutanasia. Aunque en algunos países, como Holanda, está legislada, sigue siendo para los médicos el tercer carril. Algo que si lo tocan, pueden ser electrocutados. Por eso, el doctor Nitschke ha diseñado una máquina de morir. Se trata de una cápsula en la que las personas que deseen acabar con sus días, pueden hacerlo de forma voluntaria y autónoma. El nombre del artilugio no puede ser más descriptivo: Sarco. Porque además, la cápsula puede ser utilizada como féretro una vez que el ocupante haya dejado este mundo.

Sin fármacos

El funcionamiento es, más o menos, sencillo y no comporta la administración de ningún fármaco. Según el ocupante entra, activa un botón que restringe el óxigeno disponible y lo cambia por nitrógeno. Esto garantiza un tránsito tranquilo y sin dolor. O al menos eso defiende su creador. Es un síntoma, por otra parte, de estos tiempos. Incluso para el bien morir se está aplicando la tecnología. Muchas partes de este dispositivo se fabricarán mediante impresoras 3D y su aspecto es el de una nave especial sacada de una peli de ciencia ficción. Pero evidentemente su finalidad es otra. Por un lado, permitir una eutanasia indolora cuando el desafortunado ocupante lo precise. Por otra, librar a los médicos de la carga, moral y legal, que suponen asistir a un enfermo terminal. Por no hablar de los familiares más cercanos, otro de los grupos implicados en estos procesos.