Tiene narices, por no emplear otro sustantivo más soez pero más ajustado. Resulta que andamos preocupados por diversas amenazas a la especie humana. Que si el cambio climático, que si la contaminación, que si el choque de civilizaciones, Trump y Kim Jong-Un con acceso al botón nuclear, que si la carne roja. Y al final verás cómo nos extingamos por la baja calidad del esperma del género masculino de la especie. Qué cara de tontos se nos va a quedar.

Poco esperma y malo

Según un estudio publicado por la Universidad de Oxford y reflejado en BBC, la calidad del esperma de los hombres está bajando de manera alarmante. El estudio se centra en la población masculina de Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia. Aunque no es probable que los demás puedan cantar victoria. El análisis es obra de los científicos de la Universidad Hebrea de Jerusalén ha arrojado resultados similares. Aquí han lanzado la voz de alarma, asegurando que si el presente descenso se mantiene “podría significar la extinción humana”. Lógicamente, hay otros científicos que han encontrado semejante aseveración cuando menos exagerada. Se supone que antes de extinguirnos por este medio, inventaríamos la solución. Pero en la universidad israelí se mantienen en sus trece. No en vano es un ambicioso proyecto, que estudia los resultados obtenidos tras analizar las aportaciones de nada menos que 43.000 hombres entre 1973 y 2001. Así, resulta que se ha producido una disminución del 52% en la cantidad de esperma. Y lo que es más inquietante aún, una bajada de casi el 60% en el conteo de espermatozoides.

Mejor en Sudamérica

Es esclarecedor los resultados obtenidos en otras áreas del mundo. Así en Sudamérica o Asia no se hallaron disminuciones relevantes. Si bien es cierto que las muestras de estos continentes fueron menores, parecen indicar dónde están los motivos de la baja calidad del esperma en los países mencionados. La obesidad, el tabaco y el alcohol, el estrés, las grasas saturadas y el sedentarismo parecen estar detrás de estos datos. Por so los responsables del estudio piden cambiar estos hábitos. El futuro de la especie puede depender de ello.