La biodiversidad marina podría contener elementos beneficiosos para el avance de la medicina. Por eso, un grupo de biólogos marinos españoles de la empresa iMare Natural, busca en una zona mesofótica (entre 30 y 100 metros de profundidad) poco investigada de Almuñécar (en la costa Granadina), muestras para una investigación europea, TASCMAR, de biomoléculas de origen marino -pólipos, esponjas y otros invertebrados-.
La razón es éstas podrían producir toxinas naturales, con las que se defienden de los depredadores, que, según los científicos, podrían ser utilizados en seres humanos para retrasar el envejecimiento de la piel, eliminar las células cancerosas y curar otras enfermedades. Particularmente, el Alzheimer y el Parkinson, así como problemas degenerativos como artrosis, o también de la piel.
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