Las toallitas que usamos para limpiarnos las manos o la cara, desmaquillarnos, cuidar la piel de los bebés, etc se han convertido en uno de los mayores problemas de las ciudades. Como si fueran un gran monstruo, atascan las alcantarillas y sistemas de saneamiento público y finalmente, las que consiguen llegar a ríos o mares, los contaminan durante décadas. Un problema serio que parecía no tener más solución que el consejo, aún el mejor de todos, de no utilizarlas. Ahora, los gusanos podrían acabar con el monstruo.

Dos estudiantes de Orense en busca de premio por su idea contra las toallitas

Estos días se celebra en la Final Internacional del Stockholm Junior Water Prize, coincidiendo con la semana mundial del agua. En este certamen anual, dos estudiantes de Primero de Bachillerato del Colegio Marista Santa María de Orense, optan a ganar el premio con una idea que ya ganó la fase previa en España.

Basándose en investigaciones recientes de la Universidad de Cantabria y Cambirdge, proponen utilizar el gusano de la miel, de nombre científico Galleria Mellonella, por su gusto por el polietileno.

Al parecer este gusano se lo come y de esta forma, mediante la ingesta, puede descomponer las toallitas higiénicas sin generar más residuos contaminantes químicos y sin afectar al ciclo vital de este gusano.

 

Según informa la Fundación Aquae, que ha patrocinado la fase española del certamen, en palabras de Lydia Castro, tutora del equipo: «este tipo de productos creados a partir de polietileno no supondrían mayor problema si hubiese una manera ecológica de degradarlos. Actualmente, la mejor alternativa es el reciclaje en plantas especializadas, pero lamentablemente muy pocos se reciclan, por lo que un altísimo porcentaje de plásticos acaba contaminando océanos y ríos».

 

El monstruo de las toallitas, en cifras

La misma Fundación Aquae explica en su web  la importancia de esta iniciativa: Mientras el papel higiénico, básicamente celulosa, se desintegra en el agua a los dos días, las toallitas sólo se descompondrán en un 40% por culpa del polietileno. Así, a la Unión Europea le cuesta 1.000 millones de euros combatir esta lacra, sin contar los problemas sanitarios y medioambientales.

Foto del gusano de la miel: Dominio Público en Flickr