Diego Anido acaba de conquistarnos con su papel de protagonista en As bestas, de Rodrigo Sorogoyen. Y entre el 14 y el 17 de diciembre, este creador trae al Teatro del Barrio dos de sus espectáculos unipersonales, El dios del pop y El alemán. Con el primero, ironiza sobre la cultura americana y la idea de éxito. Con el segundo, sobre la futilidad de la vida a partir de la fecha de caducidad de un yogur.

¿Cómo estás viviendo el fenómeno de As Bestas, un peliculón que está encantando y donde eres protagonista?

Soy de naturaleza soñador, fantasioso. Esto es bueno para mi trabajo, pero podría ser fatal si todo lo que está rodeando a la película ocupase demasiado espacio en mi vida. Por suerte tengo la agenda siempre llena de familia, de proyectos y despistes, lo cual me hace no estar excesivamente pendiente del fenómeno, y puedo vivirlo con naturalidad.

¿Te sientes más cómodo con estos montajes que tú mismo escribes e interpretas, o a las órdenes de un director como Sorogoyen?

Todo es cómodo. Son dos polaridades muy diferentes, tanto que no resisten la comparación. Trabajar bajo indicaciones cuando ves y supones un resultado excepcional, es muy gratificante, minuto a minuto. Trabajar en mi propio reino, en donde comparto decisiones con un pequeño equipo de gente de mi confianza, es como si siempre fuese navidad.

Los dos espectáculos que traes al Teatro del Barrio son mezclas de lenguajes escénicos. Crear espectáculos bastardos, ¿es un reto para ti?

No lo hago para probarme. Creo que el ser excesivo forma parte de mi estilo, de mi lenguaje. Es mi recurso más socorrido para provocar cambio constante.

¿Echas de menos más porosidad de este tipo en las artes escénicas en general?

No. Pienso que hay flujo entre los poros. Mucho flujo. Lo que no hay son circuitos, no hay conductos largos para las obras con porosidad.

En El Dios del Pop estableces una equivalencia entre tu vida y la de una súper estrella de la música. ¿Es que has soñado con serlo?

Por supuesto. De lo contrario, de no tener ese vulgar deseo, no estaría ahora hablando contigo. Jajaja. Obviamente una vez empiezo a profundizar en la formación y en la experiencia escénica, no hago más que escoger opciones que tienen todo que ver con el amor por la profesión y nada con en éxito. Quería crear una pieza que hablase del ansia de tocar el cielo en contraste con la elección de caminos que no hacen más que desviarte de él.

La escena teatral gallega está pasando un momento muy bueno, ¿verdad? ¿A qué se debe?

No tengo ni idea, la verdad, jajaja. Imagino que las oleadas que van del centro al extrarradio y viceversa, están relacionadas con las migraciones de artistas y gente curiosa que sale de Galicia para completar formación y experiencia. Cuando estas generaciones regresan, nutren el entorno y crean una escena autónoma e independiente.