La primera reacción es de rabia. Qué remedio. Pero inmediatamente todo se detiene. Comienzas a pensar con claridad entre el dolor de la tristeza. Y entonces es cuando viene la auténtica reacción. Aquella que más daño puede hacer a quien quiere hacerte daño. Ignorarles, continuar con tu vida, volver a reunirte. Cantar y celebrar la vida.

Música, capital Manchester

El terrorista suicida que el pasado 22 de mayo segó la vida de 22 personas a la salida del concierto de Ariana Grande en Manchester sabía lo que hacía. Pero en realidad, no sabía lo que iba a conseguir. Manchester, la ciudad industrial y gris del norte industrial y gris de Inglaterra es una anomalía. Quién puede pensar que en ese lugar puede concentrarse tanto talento desde hace tanto tiempo. Manchester es la ciudad a la que todo el mundo mira cuando se habla de música. Sobre todo si nos referimos a música independiente. En cualquier época. Desde los Herman’s Hermit en los sesenta. Magazine en la efervescencia punk. Y la explosión en los ochenta. New Order, The Smiths, Simply Red, Stone Roses . Y después Oasis, Chemical Brothers, The Charlatans, Happy Mondays. Y también en el plano comercial. Take That y su spinoff  Robbie Williams.

Mirar atrás sin ira

¿Qué reacción cabía? Lógicamente coger la guitarra y cantar. Convertir Don’t Look Back in Anger de Oasis en un himno perfecto, popular e instantáneo. No vamos responder con vuestras armas. Vamos a hacerlo con las nuestras. No tenemos miedo. Vamos a volver a reunirnos masivamente en el viejo Old Trafford. Somos 50.000 personas sin temor. Hemos venido a escuchar a Liam Gallagher, a Coldplay, Kate Perry, Justin Beiber. A arropar a Ariana Grande. Es Manchester. La ciudad que solo sabe hacer una cosa. Desde hace décadas. Coger su rabia y embotellarla en algunas de las canciones más bellas que se han escrito en los últimos sesenta años. [embedyt] https://www.youtube.com/watch?v=NDJlPG_M600[/embedyt]