La civilización actual podría ser destruida por una tormenta solar extrema para la que la humanidad no está preparada y que acabaría con internet durante meses, según un estudio publicado por Sangeetha Abdu Jyothi , profesora adjunta del departamento de ciencias de la computación de la Universidad de California, y que ha sido dado a conocer en la conferencia internacional de comunicaciones SIGCOMM 2021.

En afirmaciones recogidas por la publicación Wired, la científica ha explicado que lo que le hizo pensar sobre ese fenómeno fue la pandemia y ver cómo nos sorprendió sin estar preparados. "No hubo un protocolo para gestionarla de manera efectiva y es el mismo caso con la resiliencia de internet”. A su juicio, la red de internet no resistiría los efectos de una tormenta solar extrema.

Las redes transoceánicas de internet quedarían afectadas

Según la investigación de la profesora de la Universidad de Califiornia, las partículas emitidas durante una tormenta solar de gran intensidad afectarían gravemente a los cables transoceánicos que conectan internet y podrían provocar el colapso de la red global. Los cables son de fibra óptica, pero hay repetidores electrónicos instalados cada varios kilómetros que no están preparados para resistir una reacción geomagnética como la que causaría ese fenómeno. La probabilidad de una gran tormenta solar es una entre ocho, según los expertos.

La peor tormenta solar ocurrió en el siglo XIX

La tormenta solar más grande registrada se produjo en septiembre de 1859 y fue bautizada como The Carrington Event por el científico Richard Carrington que, junto a Richard Hodgson, detectó el primer flash de luz en la fotosfera solar, según recuerda El Confidencial, que se hace eco del estudio de la profesora Sangeetha Abdu Jyothi. En aquella fecha, el fenómeno dañó gravemente la infraestructura global de telegrafía. La más grave ocurrida en el siglo XX ocurrió en mayo de 1921 y causó grandes incendios en sistemas eléctricos en Estados Unidos (especialmente en Nueva York) y Europa, dañando los sistemas telegráficos y ferroviarios.

Si sucediera una tormenta solar en la actualidad quedarían dañadas las redes de distribución eléctrica a escala local y global y podríamos tardar décadas en recuperarnos, según el estudio de la profesora de California. Los dispositivos electrónicos estarían expuestos con la excepción de los equipos militares blindados para resistir los pulsos electromagnéticos que provocaría una guerra termonuclear global. Quedarían dañados los centros de datos, los ordenadores, teléfonos móviles, satélites, aviones, trenes, todo aquella que dependa de la electrónica.

Si el fenómeno fuera como el ocurrido en 1859, el colapso de la civilización sería casi total porque se pararían los procesos de fabricación, los pedidos, las entregas de mercancías, los sistemas financieros. El mundo que conocemos hoy se pararía.