La deforestación de la selva amazónica en Brasil se aceleró en mayo con la tasa más rápida en una década, según el Instituto Brasileño de Investigación Espacial (INPE), que ha indicado que el sistema de alerta Deter registró una deforestación de 739 kilómetros cuadrados ese mes, el primero de los tres en que la tala tiende a aumentar después de la temporada de lluvias en la región. El total supera los 550 kilómetros cuadrados de mayo de 2018, año en el que Brasil, donde se ubica la mayor parte del Amazonas, encabezó la lista del país que más bosques tropicales primarios o nativos perdió, y es más del doble de la deforestación de hace dos años.

Marcio Astrini, coordinador de políticas públicas de Greenpeace Brasil, ha acusado al gobierno de Bolsonaro de "antiecologista". Además, la BBC  ha publicado que un alto funcionario brasileño del sector medioambiental ha expresado de forma anónima que desde que Jair Bolsonaro asumió la presidencia de Brasil hace seis meses, la situación ha empeorado, porque el gobierno brasileño favorece el desarrollo sobre la conservación.

Bolsonaro, explica la BBC, “llegó al poder con una agenda populista respaldada por empresas agrícolas y pequeños agricultores, muchos de los cuales creen que es muy grande el área protegida de la región del Amazonas y que el personal de medioambiente tiene demasiada influencia”. El propio presidente ha ubicado entre sus intenciones reducir la legislación que salvaguarda la selva. Incluso ha llegado a invitar a Trump a ser socio en la explotación de los recursos del Amazonas.