El año pasado se batió un triste nuevo récord en gases de efecto invernadero liberados a la atmósfera de la Tierra: la concentración media mundial de dióxido de carbono en la superficie de la Tierra en 2017 fue de 405 partes por millón (ppm), es decir, 2,2 ppm más que las registradas en 2016.

Y según el Informe Anual del Estado del Clima, que ha elaborado y acaba de publicar un equipo de más de 450 científicos, procedentes de más de 60 países y coordinados con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés) del Gobierno de Estados Unidos, dicha concentración de gases fue la más alta en los registros modernos de medición atmosférica.

Desde principios de la década de 1960, la tasa de crecimiento global de CO2 casi se ha cuadruplicado, según los datos del estudio. La subida de las emisiones causa, entre otras cosas, un empeoramiento de las condiciones climatológicas, y así, aunque 2016 fue el año más caluroso de la época moderna, 2017 retuvo también condiciones mucho más cálidas que la media en la mayor parte del mundo, y se ubicó como el tercer año más caluroso, detrás de 2016 y 2015. En España se registró "la primavera más cálida" en el país con incrementos entre 1 y 3 grados centígrados (°C). Argentina, Uruguay y Bulgaria experimentaron temperaturas récord anuales, mientras que México batió su récord anual por cuarto año consecutivo. Por otro lado, este año fue también el segundo más seco desde 1965, superando los récords anteriores de 2011, 2014 y 2015 en 0,2 °C, lo que provocó una temporada de incendios "inusualmente larga", principalmente en el noroeste.

El informe corresponde a un ejercicio marcado por el abandono del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, del acuerdo sobre el clima de París, al grito de que el cambio climático es “un cuento chino, y eso que el suyo es es el segundo país más contaminante del mundo tras China.