De todas las soluciones que podemos poner en marcha para combatir el cambio climático, quizá las mejores sean aquellas que nos indican que mejor no hacer nada. No hacer nada que continúe afectando a las grandes masas forestales terrestres, como el Amazonas o la Cuenca del río Congo en África. Ahora Greenpeace ha lanzado una campaña que pretende llamar la atención sobre la situación e importancia de esa área del centro del continente. La Cuenca del río Congo abarca casi 4.000 millones de kilómetros cuadrados a lo largo de una ribera que entra en el territorio de nueve países. Según la organización ecologista, la importancia de esta selv08a no radica solo en la biodiversidad que acoge o en las numerosas comunidades que subsisten obtienen recursos naturales de la vegetación. No es solo, por ejemplo, por las 43 clases de primates que viven bajo sus árboles. O por los 75 millones de personas que viven con el agua, materiales y alimentos que obtienen de la selva. Más allá de todo eso, la Cuenca del Congo es un elemento clave en la absorción de CO2 y en la regulación climática del planeta. La segunda masa forestal más grande del globo tras el Amazonas, es capaz de absorber el equivalente a tres años de emisiones de quema de combustibles fósiles. Así de relevante es su papel en este lucha que mantenemos por controlar el clima del planeta. Greenpeace quiere que el símbolo de la lucha por la conservación de la Cuenca del Congo sea el baile. Por ello ha puesto en marcha una acción en la que pide que todos nos manifestemos grabando vídeos en los que salgamos bailando. Y compartamos el contenido en los perfiles sociales con el hashtag #danceforthecongo, una etiqueta que ya ha empezado a expandirse en las redes.