Imaginar que exista una relación entre tiburones y los pájaros que podemos encontrar en nuestros parques requiere mucha creatividad. Pero cuando los científicos encuentran especies de aves terrestres dentro de un tiburón tigre, se les despierta una curiosidad loca.

Es lo que llevan unos años haciendo los científicos de la universidad del Estado de Mississippi. Capturando ejemplares jóvenes de tiburón tigre, de alrededor de un metro de largo, e introduciéndoles mangueras en el tracto digestivo a ver qué han comido. 

Tratándose de una especie que actúa como una aspiradora, tragando todo lo que encuentra a su paso con movimiento, los científicos esperaban encontrar restos de otros peces, conchas de tortugas, cáscaras de crustáceos, un tapón de plástico y una placa de matrícula. Lo normal. Sin embargo, encontraron plumas

Al acecho

Inmediatamente las sospechas se dirigieron a cormoranes, pelícanos o gaviotas. Las clásicas especies de aves marinas. Pero el análisis de las plumas y del ADN que portaban no dejaba duda. Se trataba de aves de jardín como golondrinas, pájaros carpinteros y otras aves cantoras que pueblan los jardines de las ciudades. 

La explicación científica es clara. Los tiburones han ido aprendiendo una buena lección. Cuando se inicia la temporada de migraciones de las aves, es buen idea acercarse a las costas del Golfo de México. En esas fechas, millones de aves se adentran en el norte del continente. Y muchas de ellas, caen al agua, exhaustas

Ese es el momento en el que los tiburones tigre se dan el festín. Presas más fáciles que las especies marinas, con peor genio y pico más afilado, las aves de interior, cansadas del viaje, acaban en las tripas de los escualos.