Un estudio de la Universidad de Warwick (Reino Unido) muestra que somos muy proclives a almacenar en nuestra memoria recuerdos falsos como su fueran verdaderos. Para la investigación, publicada en Science Daily y dirigida por Kimberley Wade, se encuestaron a 400 voluntarios, a los que hicieron creer vivencias infantiles ficticias, como haber volado en globo o haber hecho alguna gamberrada, con una especie de lavado de cerebro en el que les repetían el hecho hasta que lo imaginaban.
El 30% de los participantes acabaron aceptando el falso recuerdo como verdadero, y un 23% le dio credibilidad, aunque negara recordarlo.
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