La revista Science, de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS), ha destacado aquella primera imagen de un enorme agujero negro que captó una red de telescopios en Chile, México, España, entre otros países, como el "Descubrimiento del Año".

Fue gracias al Telescopio del Horizonte de Sucesos (EHT, en inglés), una red de instrumentos que incluye el Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano, en México; el Atacama Large Millimeter Array y el Atacama Pathfinder Experiment, en Chile; el Instituto Radioastronómico Milimétrico, en España; el Telescopio del Polo Sur; y el Telescopio James Clerk Maxwell en Hawái y el Submillimiter Telescope en Arizona, ambos en Estados Unidos, los que hicieron posible el hallazgo de aquellos agujeros negros, objetos cósmicos de una densidad inmensa cuya fuerza de gravedad es tan poderosa que capturan y consumen todo lo que les rodea, incluida la luz, que no reflejan.

Los agujeros negros se expanden y alcanzan masas enormes. Hace dos décadas un grupo de astrónomos comenzó a explorar la posibilidad de que los gases calientes y resplandecientes que merodean cerca del borde de un agujero negro pudiera hacerlo visible. Así fue como los más de 200 científicos en el equipo EHT pudieron captar dentro de la imagen de la nube de gas caliente y brillante que lo rodea la silueta del gigantesco agujero negro ubicado en el centro de Messier 87, una galaxia a casi 55 millones de años luz de la Tierra.

La revista Science, de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS), ha destacado aquella primera imagen de un enorme agujero negro que captó una red de telescopios en Chile, México, España, entre otros países, como el "Descubrimiento del Año".

Fue gracias al Telescopio del Horizonte de Sucesos (EHT, en inglés), una red de instrumentos que incluye el Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano, en México; el Atacama Large Millimeter Array y el Atacama Pathfinder Experiment, en Chile; el Instituto Radioastronómico Milimétrico, en España; el Telescopio del Polo Sur; y el Telescopio James Clerk Maxwell en Hawái y el Submillimiter Telescope en Arizona, ambos en Estados Unidos, los que hicieron posible el hallazgo de aquellos agujeros negros, objetos cósmicos de una densidad inmensa cuya fuerza de gravedad es tan poderosa que capturan y consumen todo lo que les rodea, incluida la luz, que no reflejan.

Los agujeros negros se expanden y alcanzan masas enormes. Hace dos décadas un grupo de astrónomos comenzó a explorar la posibilidad de que los gases calientes y resplandecientes que merodean cerca del borde de un agujero negro pudiera hacerlo visible. Así fue como los más de 200 científicos en el equipo EHT pudieron captar dentro de la imagen de la nube de gas caliente y brillante que lo rodea la silueta del gigantesco agujero negro ubicado en el centro de Messier 87, una galaxia a casi 55 millones de años luz de la Tierra.