Los cambios en las medidas sanitarias y la disparidad de criterios parece dejar claro que se desconoce mucho del nuevo coronavirus SARS-CoV-2. Por ejemplo, la comunidad científica no tiene una única respuesta sobre si está vivo. “Algunos consideran que este ‘robot’ de ARN y proteínas no es un ser vivo, porque solo puede prosperar gracias a células como las nuestras, pero otros piensan que sí. El debate sigue abierto”, explica la Agencia Sinc en su página web.

Los virus están hechos de proteínas, y contienen en su interior material genético para producir esas mismas proteínas para infectar. En realidad, el debate sobre la vitalidad de la familia de los coronavirus viene de décadas atrás. Los coronavirus son diminutos, tienen entre 60 y 140 nanómetros de diámetro. Están formados de una cadena de ARN donde están sus genes y una cubierta lipídica con las proteínas que les permiten adherirse a las células humanas. “Para mí los virus son seres vivos,", mantiene la viróloga e inmunóloga Margarita del Val, investigadora del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO, centro mixto CSIC-UAM), en declaraciones a la Agencia Sinc. “Claro que los virus son parásitos obligados”, continúa, “pero de esto hay muchos más ejemplos en el árbol de la vida. Nosotros mismos somos organismos simbiontes obligados (aunque no parásitos), ya que sin la microbiota que tenemos en nuestros órganos probablemente no seríamos viables como especie”.

Por otro lado, Joaquín Ruiz, biólogo especialista en genética, microbiología y virología, ha expuesto en Maldita Ciencia que "si tomamos el requisito 'poderse reproducir de forma autónoma' como indispensable para considerar algo como 'vivo', entonces un virus (que necesita una célula huésped para replicar material genético y fabricar proteínas) no lo es". Agrega que "su metabolismo es dependiente del huésped, no tiene uno propio. Cuando un virus no está infectando una célula es como una partícula inerte", apunta Ruiz.

Del Val, por su parte, observa también que los coronavirus “se multiplican haciendo copias de sí mismos, mutan moderadamente sin comprometer su viabilidad, y como consecuencia de ello, responden a las fuertes condiciones selectivas de su entorno, donde sobreviven los más aptos”, detalla Sinc. "Los virus no envejecen ni mueren como individuos: si se inactivan es lo que llamaríamos un accidente, pero eso no es una característica inherente a la vida”, aclara Del Val. “Otros seres unicelulares que se dividen por gemación tampoco mueren, e incluso algunas especies marinas (como ciertas medusas) son inmortales y solo se les acorta la vida por sus predadores".

Así, muchos virus se adaptan a su hospedador. “En esto son unos maestros los virus del herpes (como los labiales, que pueden estar años inactivos y solo revivir cuando surge algún problema en el cuerpo)”, pone de ejemplo la investigadora.