Parecía cosa del pasado, pero los consumidores de tabaco de liar se ha multiplicado por 11 entre 2004 y 2012, según un estudio de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) y el Instituto Catalán de Oncología (ICO). Según el análisis, los hábitos de los fumadores habrían cambiado por el precio más asequible del tabaco de liar y por creencias equivocadas de que es menos perjudicial. El precio más asequible del tabaco de liar y algunas creencias equivocadas de los fumadores podrían ser las causas, para los investigadores, que explicasen el aumento del consumo del tabaco de liar. Sin embargo, los datos del estudio confirman que no existe ninguna diferencia en las concentraciones de cotinina (alcaloide del tabaco y metabolito de la nicotina) en las muestras de saliva de los fumadores. Por otro lado, el estudio también concluye que las políticas que regulan el precio del tabaco en España han afectado principalmente al tabaco tradicional, mientras que otros tipos de tabaco, como el de liar, se han convertido en alternativas más económicas y asequibles para los fumadores.

Cae el consumo del tabaco tradicional

La investigación, que publica la revista 'Environmental Research', compara la prevalencia y el patrón del consumo del tabaco antes de la aplicación de la Ley 28/2005 y después de la implantación de la Ley 42/2010, de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos relacionados con el tabaco. E indica además que, por el contrario, el consumo de tabaco tradicional entre los fumadores ha descendido un 17,3%. Así, se señala en suma que la prevalencia en el consumo del tabaco ha cambiado poco, pasando del 26,6% al 24,1%, con la misma evolución temporal observada antes de la entrada en vigor de las leyes. Según las encuestas realizadas entre 2004-2005 y 2011-2012 a 1.037 residentes en Barcelona, la proporción de fumadores de tabaco de liar es mayor entre los hombres (19,8% frente a un 9,5% de mujeres), las personas de entre 16 a 44 años (22,9% respecto al 5,8% de participantes de 45 a 65 y el 4% de mayores de 65) y los encuestados con educación secundaria y universitaria (17,7% y 18,5%, respectivamente, frente al 7,9% de los entrevistados con estudios de primaria).