Es una decisión tripartita, de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) española, MétéoFrance (Francia) y el IMPA (Portugal). Ha entrado en vigor el 1 de diciembre y afecta a las borrascas, a aquellas, las más profundas, que puedan afectar a los tres países involucrados en el proyecto, que, a partir de ahora y merced a esta iniciativa, tendrán nombre propio.De ahí que la ciclogénesis explosiva que acaba de atravesar la Península Ibérica (un fenómeno que consiste en una caída igual o superior a 18-20 hectopascales en 24 horas), se haya bautizado como Ana. Y recibirán los nombres de Bruno, Carmen, David, Emma, Félix, Gisele, Hugo, Irene, José, Katia, Leo, Marina, Nuno, Olivia, Pierre, Rosa, Samuel, Telmva, Vasco o Wiam las borrascas que sigan a Ana. Eso sí, solo cuando se esperen asociadas a ellas condiciones que ocasionen avisos de viento naranja (riesgo importante) o rojo (riesgo extremo). Y serán las procedentes del Atlántico, de momento no se nombrarán las borrascas mediterráneas, aunque no se descarta hacerlo en el futuro.
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