Se dice que vivimos en la era selfie, con la generación selfie, que de manera laxa compone un amplio espectro de población que alcanza incluso los 50 años, dominando las redes sociales. Una generación seducida por la imagen, el lenguaje visual. Así la ha definido, por ejemplo, el fotógrafo Joan Fontcuberta en su libro La furia de las imágenes, hablando de que, incluso, el asunto se nos ha ido de las manos, y padecemos ya una inflación de imágenes sin precedentes,que hasta parecen haber sustituido la realidad.Y en este contexto, los selfies a menudo se ven como reflejo de cierto egocentrismo destilado de compartir a todas horas nuestra imagen, nuestra vida. Así que no los consideremos arte. No los llamemos autorretratos. Al menos así se posiciona la firma de moda española Adolfo Domínguez en su nueva campaña de publicidad.
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