Un brote de cólera, carencias alimentarias, pérdida de ganado y tierras… Casi tres millones de personas están atrapadas en Somalia por las consecuencias de una severa sequía que ha acabado con la vida de 110  de ellas, todas del suroeste de la región, desde el pasado viernes, según ha informado el primer ministro del país, Hassan Ali Haire. Además, de acuerdo con Naciones Unidas, cerca de tres millones de personas estarán a un paso de la hambruna en junio de 2017 por culpa de una sequía que a esta fecha ya ha desplazado a más de 135 mil personas, y 360.000 niños sufren desnutrición aguda y otros 70.000 se hallan en riesgo de morir de hambre.

Evitar una tragedia humanitaria en Somalia

El presidente Mohamed Abdullahi Mohamed Farmaajo ha declarado el estado de emergencia en varias zonas del país y, a través de Twitter, ha realizado un llamamiento a la comunidad internacional y a los empresarios para que ayuden a “evitar una tragedia humanitaria”. Y es que los organismos internacionales y grupos humanitarios que trabajan en el país temen que la situación se descontrole y se desate una hambruna como la que golpeó a este país del Cuerno de África entre 2010 y 2012, cuando murieron cerca de 260.000 personas. La mitad de ellos eran niños menores de 5 años. En 1992, otras 220.000 personas fallecían por el mismo mal, la hambruna, que según la ONU ocurre cuando el 20% de los hogares no puede hacer frente a la escasez de alimentos, la desnutrición aguda afecta a más del 30% de la población y el número de muertos supera a dos personas por día por cada 10.000 habitantes.

Meses sin lluvia

Que no haya caído una gota de lluvia en meses ha derivado en el actual escenario de hambruna, la peor sequía en treinta años para el país. Se ha advertido que, además de las graves consecuencias que este drama podría tener sobre la salud de la población, también la seguridad podría verse afectada, podría empeorar la situación de seguridad en una zona donde la amenaza yihadista y los enfrentamientos interétnicos causan numerosos conflictos.