El fundador de Ferrovial, Rafael del Pino y Moreno, ha sido uno de los grandes empresarios que ha habido en España en el siglo XX y ha dejado un gigantesco legado a sus cinco hijos. María, Rafael, Fernando, Leopoldo y Joaquín Del Pino y Calvo-Sotelo, siendo su tocayo el encargado de presidir la constructora Ferrovial y quien ha decidido sacar la empresa de España para dejar de pagar impuestos en nuestro país.

Cabe centrarnos en Fernando, quien se salió prematuramente del negocio familiar y fundó su propia sociedad, Myway. Un nombre cuyo significado en castellano es 'Mi camino' y que supone una evidente declaración de intenciones del hijo del magnate. De hecho, se trata del único de los hermanos que no está dentro del Consejo de Administración de Ferrovial.

Fuertemente de ideología liberal, su figura recuerda a la de Connor Roy, personaje de la serie de HBO Succesion, que cuenta las vivencias de un grupo de hermanos que pugnan por hacerse el control de un imperio empresarial fundado por Logan, su padre. Fernando, al igual que Connor, se ha mantenido al margen de las visicitudes de Ferrovial y ha dirigido una visión más centrada en la política y el pensamiento. Por ello, forma parte del Think Tank Civismo y podemos ver su forma de ver el mundo a través de artículos publicados en medios de comunicación y un blog.

Contra la vacuna y las medidas para frenar el Covid

Fernando del Pino Calvo-Sotelo, a través de sus textos, ha dejado claro cúal es su posición frente a las medidas tomadas por el Gobierno para paliar la extensión del Covid y la aplicación de la vacuna. 

Basándose en una posición absolutamente individualista y alejándose de un pensamiento colectivo, Fernando ha mostrado sus tintes negacionistas en un texto titulado El covid y la cultura del miedo, donde define el coronavirus como "un experimento creado por la campaña de terror mediático, diseñada para lograr que la población aceptara unos atropellos alucinantes y se inyectara alegremente unas 'vacunas' y terapias genéticas experimentales". En este mismo texto, también carga duramente contra las medidas "liberticidas e irracionales" que se tomaron para frenar la extensión de la enfermedad: "Los ilegales confinamientos (¡de personas sanas!), criticados por los mejores epidemiólogos del mundo, fueron un completo desastre que arruinaron mentaly económicamente a decenas de miles de personas sin beneficio alguno, llegando a la barbarie de condenar a nuestros mayores a morir solos”, destaca. También es un ferviente crítico de las vacunas y las "avariciosas empresas farmacéuticas, reguladores que miran hacia otro lado".

Sobre las vacunas y en otro arranque individualista, del Pino define la campaña de vacunación obligatoria como "Caza de brujas": Y llega a comparar la persecución que recibieron los no vacunados con la quema de mujeres hace varios siglos: “En la Europa Central de los siglos XV a XVII la histeria colectiva llevó a las masas a linchar y quemar vivas a decenas de miles de mujeres acusadas falsamente de causar malas cosechas y epidemia”. Y también banalizando el Holocausto: “¿Propondrán pronto que los no vacunados se cosan una estrella de David en la solapa antes de encerrarlos en guetos e internar a los más recalcitrantes en campos de concentración?”, esgrime.

Volviendo a las medidas de restricción de movimientos para evitar la propagación del coronavirus, el hermano del presidente de Ferrovial compara la situación que vivía España con la Unión Soviética: "Los rusos no podían desplazarse libremente de un lugar a otro de su país y permanecían encadenados a su lugar de residencia por la propiska, visado policial que restringía la libertad de circulación. De igual manera, nuestro despótico gobierno filocomunista obliga a los ciudadanos a sortear controles policiales y presentar salvoconductos para trasladarse de un lugar a otro, un ejemplo de lo que sería la vida cotidiana en esa onírica república bolivariana sin alternancia política del tándem Sánchez-Iglesias", escribe en No es el Covid, sino Sánchez.

Ataques a la izquierda

Ese tándem Sánchez-Iglesias ha sido duramente castigado por el empresario. Y las comparaciones con Venezuela, Chaves y Maduro, son constantes. En Un gobierno incompetente y, además, peligroso destaca que "España está amenazada por la izquierda radical y subversiva hoy en el poder, parte de la cual quiere aprovechar la emergencia sanitaria para un cambio de régimen. El estado de alarma en manos de un gobierno normal sería lógico e inocuo, pero en manos de bolivarianos se ha convertido en una amenaza creciente. Al igual que con el 8-M, priorizan la ideología y el poder frente a la salud pública".

Al presidente del Gobierno le define como "cinismo" y a Iglesias como "leninismo". Sobre el exvicepresidente del Gobierno añade que es "un comunista bolivariano que desentona en un gobierno europeo, defensor de empobrecedoras tiranías bananeras y de la guillotina". A lo largo de sus texto, es evidente el resentimiento que tiene el empresario por el cofundador de Podemos: "Discípulo entusiasta de su patrocinador Chávez y admirador de Robespierre, Mao y Lenin". Además, también ataca al expresidente del Gobierno, Jose Luis Rodríguez Zapatero: "El siniestro Zapatero, valedor secreto de Iglesias, defiende ya sin rubor a la tiranía que le trata de forma tan principesca, mientras miente sobre la realidad venezolana. La simpatía que muestra el frente social-comunista que nos gobierna hacia la corrupta tiranía de Maduro causa estupor en los gobiernos occidentales. ¿No debería ponernos en guardia en España?", reflexiona en ¿Podría España acabar como Venezuela?.

Asimismo, ataca con dureza la Memoria Histórica: "Creada por el siniestro Zapatero (asesor del dictador comunista de Venezuela), mantenida incólume por el estafermo de Rajoy (el que calla, otorga) y radicalizada por el vividor sin escrúpulos que aún padecemos como presidente interino", expresa en su texto Conta la Memoria Histórica.

El PP, "socialista"

Rafael del Pino también se muestra en sus textos muy crítico con Rajoy y su legado. En Lo que este Gobierno pudo ser y no fue, maldita sea, define al PP como un partido con una "ideología claramente socialista y ADN intervencionista". Además, señala que no existe en España ninguna alternativa al socialismo. Así definía las políticas implementadas por el Ejecutivo conservador de Rajoy: "Lo que está mostrando este Gobierno es que nunca va a reducir el tamaño de nuestro Estado, ni va a disminuir el número de regulaciones, ni va a devolver grados de libertad arrancados a la sociedad civil, ni va a acabar con la corrupción, ni va a reordenar el disparate autonómico. Y sin regeneración no habrá una recuperación sostenible. Lamentablemente, este Gobierno está demostrando ser sólo el equipo azul, que amigablemente se turna cada cierto tiempo con el equipo rojo para que ambos tengan la oportunidad de saciar su sed de poder".

También deja claro en sus textos que se debería acabar con el sistema autonómico: "Chapuzas creadas de la nada, sin competencias bien delimitadas, carentes de responsabilidad fiscal y con demasiadas apariencias de país independiente, dando así ínfulas a los cansinos y machacones nacionalismos". También defiende el ponerle trabas al despido: "¿Tan difícil era entender que, siendo el empresario el que siempre inicia el proceso de contratación, es a él a quien hay que motivar? ¿Que dificultar el despido significa dificultar la contratación?"

Contra el aborto y la eutanasia

El hermano del presidente de Ferrovial también toca temas sensibles y de importancia en la batalla cultural como son el aborto y la eutanasia. Y achaca al Gobierno de Rajoy no haber luchado contra la interrupción voluntaria del embarazo: "Este Gobierno debió haber eliminado los experimentos de ingeniería social del expresidente sonriente (incluido el tema del aborto, probablemente la cuestión moral más relevante de nuestro tiempo). Sin embargo, prefirió tratarlos con mimo, dando carácter de permanencia a lo que debería haber sido un desafortunado paréntesis e incumpliendo de paso más promesas electorales".

En un artículo publicado en El Confidencial, Del Pino explica que "el tema del aborto es objeto de un eficaz bombardeo propagandístico que persigue borrar la tremenda imagen de una madre acabando con la vida de su hijo". Y compara la brutal agresión por parte de un secuestrador que provocó cinco abortos pateando a una mujer embarazada con un medico que practica un aborto: "¿El psicópata fue acusado de cinco asesinatos y el médico, sin embargo, actúa desde la legalidad?". 

La eutanasia es otro tema al que dedica muchas palabras. En el texto La barbarie de la eutanasia, destaca "la maligna oscuridad de la ley de la eutanasia, aprobada por rodillo, última ofensiva de la 'cultura de la muerte' denunciada por san Juan Pablo II y un intento más de borrar por decreto los límites entre el bien y el mal y conducirnos a la barbarie". Y añade: "Los bárbaros apuntan, una vez más, a la concienzuda demolición de los pilares más profundos de España, un país que honra la vida como pocos y en el que la institución de la familia protege con fiereza a sus miembros más débiles".

Negacionista del cambio climático

A través de sus escritos, Del Pino también deja constancia de su posición frente al cambio climático, "la religión global de creencia obligada impuesta por el nuevo orden y sus obedientes medios de comunicación". Tal y como define en su artículo Escuela de calor, "la cantinela cambio-climatista aprovecha los fenómenos meteorológicos naturales asociados al calor para ligarlos al calentamiento global" y "la mentira ya forma parte intrínseca de un movimiento que no trata de ciencia, sino de ideología, poder y dinero".

A pesar de que afirma que existe "un poquito" de calentamiento global y define a los científicos que defienden su existencia como "chamanes climáticos", para el magnate, "la religión del cambio climático esconde un odio al ser humano, considerado un virus perjudicial para la Madre Tierra, y una ambición de dominio y poder totalitarios centrados en combatir el virus, esto es, en reducir la población mundial". Asimismo, considera que "la secta del cambio climático utiliza el temor a la muerte bajo la amenaza de un Apocalipsis".