El actor, guionista y dramaturgo Jordi Sánchez, que da vida al célebre Antonio Recio en la serie de Telecinco ‘La que se avecina’, está viviendo un intenso mes de abril. Recién salido de la UCI, donde pasó 24 días en coma inducido por coronavirus, ha publicado ‘Nadie es normal’ (Planeta), un libro de pequeños relatos a través de los cuales retrata a la sociedad en la que vivimos, utilizando la ironía y el buen humor como hilo conductor. Sus historias están protagonizadas por personajes tan surrealistas como reales.  “Tenemos que aceptar que todos somos distintos unos de otros y que no hay frikis”, nos cuenta en una entrevista en la que también hemos hablado del futuro de ‘La que se avecina’, sus nuevos proyectos y la pandemia.

"Yo era de los que se cuidaba y sólo me quitaba la mascarilla para grabar"

PREGUNTA.- ¿Cómo te encuentras?
RESPUESTA.- Después de un mes comiendo papillas, por la sonda nasogástrica y todo este rollo, cuando uno se pone a comer unas lentejas o un arroz, ya es otra cosa. Comer, pasear y coger el color del sol está muy bien.

P.- ¿Has vuelto a nacer?
R.- Eso dicen y yo estoy encantado de la vida de volver a estar aquí.

P.- ¿Tienes muy presente tu paso por el hospital?
R.- Lo tiene más presente mi familia porque yo estuve 24 días durmiendo. Lo que tuve fueron muchas alucinaciones y muchos sueños terribles. Estás como en un mundo paralelo. El que lo sufre de verdad es el que está fuera. Cuando salí, no podía escribir ni caminar pero todo ha ido rapidísimo. Al tercer día escribía y al cuarto o quinto ya andaba. La verdad es que he quedado muy bien. 

P.- Has enfermado un año después del estallido de la pandemia. ¿Imaginaste en algún momento que te pudiera pasar algo así?
R.- Yo era de los que se cuidaba. Cuando volvimos del confinamiento grande, terminamos 'La que se avecina', un par de películas y arranqué la serie de 'Señor, dame paciencia', que es donde enfermé. Hice ocho capítulos y me quedaban dos secuencias por grabar. Me cuidaba mucho y sólo me quitaba la mascarilla para el momento de grabar. Nos hacían pruebas, nos miraban con lupa, todos los lunes y a media semana también. Había una enfermera en el plató. Muy costoso todo en todos los sentidos. No te imaginas que te va a tocar a ti ni que te va a tocar tan fuerte. Esto tan complicado no me lo esperaba.

P.- ¿En algún momento temiste por tu vida?
R.- No tuve tiempo. Me dijeron que me intubaban y que podía hacer una llamada. Imagínate. Y ya me dormí. Cuando desperté, ya estaba fuera de peligro. Cuando desperté, sin apenas andar o manejar un boli, no entendía por qué todos mis familiares y entorno estaban tan contentos.

"No entiendo a los negacionistas"

P.- ¿Qué les dirías a los negacionistas de la pandemia?
R.- No los entiendo y no sé exactamente qué niegan. Es evidente que ha muerto mucha gente y hay unas fotografías terribles en Madrid con los ataúdes puestos uno a lado del otro en el Palacio de Hielo. Cuando ves esa foto, ¿qué vas a negar? No sé si se llama COVID o gripe 4, pero hay una pandemia global y es indiscutible.

P.- ¿Te pondrías la de AstraZeneca o se la recomendarías a un ser querido?
R.- Sí me la pondría. Es mucho más fácil que cojas el COVID que te dé un trombo por la vacuna.

P.- 'Nadie es normal' destila ironía y buen humor. ¿Es mejor tomarse la vida así?
R.- Desde luego con buen humor, sí. Siempre intento ver el vaso medio lleno que medio vacío. Hay épocas para todo. Ahora me siento muy a gusto. Estoy en un momento de mi vida en el que no necesito que me quiten nada para darme cuenta, ni me hacen falta ‘covids’ para valorar lo que tengo.

"Tenemos que aceptar que todos somos distintos unos de otros y que no hay frikis"

P.- En este libro desfilan multitud de personajes, algunos muy surrealistas ¿la realidad supera la ficción?
R.- En este libro hay mucha realidad. Realidad y ficción están ahí. Empatadas. El libro se llama 'Nadie es normal' pero se podía llamar 'Todo el mundo es normal'. El título hace referencia a esa obsesión que tenemos, sobre todo a determinadas edades, por la aceptación, la del vecino, del prójimo... Eso produce cierta inmovilidad. Tenemos que aceptar que todos somos distintos unos de otros y que no hay frikis. El libro habla de la vocación, del miedo de los padres a que los hijos no salgan adelante, de los hijos a fracasar, habla de la popularidad y cómo es la vida de los bordes, esa gente que se levanta cada mañana para hundirte. A este tipo de gente hay que quitársela de encima lo antes posible. Es un libro que habla de muchas cosas. También del miedo a envejecer. Nadie es normal es el título de una de las historias.

P.- ¿Sería entonces un reflejo de la sociedad en la que vivimos?
R.- Sí. Son personas con las que yo he hablado o que me han sugerido inventarme una historia. Pero son personas de a pie. Soy de Montbau, un barrio humilde a pie del Tibidabo. Era un barrio curioso al que llegaron matrimonios jóvenes que empezaron a tener hijos todos a la vez. Entonces era como una fiesta aquello, como un colegio. Ahora es el barrio con más ancianos de Barcelona. Yo estaba mucho en la calle y siempre me ha gustado chafardear, preguntar y cotillear. De ahí surgen estos personajes, que son muy surrealistas, pero muy reales.

P.- ¿Temes de alguien que pueda responder mal de tu libro al sentirse aludido?
R.- No. No hay una voluntad de herir a nadie. El libro es una comedia dramática, una dramedia. La comedia por la comedia no me interesa mucho. Cuento historias que me importan a través de la comedia. Si hay alguien al que hago referencia le cambio el nombre porque no tengo ningún interés en perjudicar a nadie. No creo que nadie me diga nada.

“Recio es un saldo de persona y un bombón de personaje”

P.- ¿Qué sentimientos tienes hacia tu personaje más popular, Antonio Recio?
R.- Yo le quiero mucho. Siempre digo que Recio es un saldo de persona y un bombón de personaje. Es un tío homófobo, xenófobo, fascista, que no respeta a nadie que no sea como él. No me gustaría tenerlo como vecino, pero me encanta tenerlo como personaje para interpretar, porque tiene muchos colores, todos los pecados capitales reunidos en la misma persona. Como personaje me parece muy rico y muy divertido de interpretar.

P.- ¿En todos estos años has podido aportar al personaje algo de ti?
R.- La voluntad era esa, la directora Laura Caballero me dijo tiene que caer bien. Entonces lo infantilizamos, lo aniñamos, todo le sale mal a Recio y él lo sufre mucho. Dice que tiene amigos por toda España, pero está muy solo y entonces intentamos infantilizarlo para que diera un poco de pena. Es como un niño malo, y con mala fe, pero un niño.

P.- También peligroso.
R.- También. Esa era la idea. Creo que lo hemos conseguido porque el personaje cae bien. Entiendo que la gente comprende que es un horror de persona, pero el personaje ha gustado mucho.

P.- ¿Te has cruzado con gente en la calle que te haya podido tratar como si fueras él? ¿Cuesta disociar tu vida del personaje?
R.- No. Pero sí me han pasado cosas curiosas alguna vez. Uno me dijo 'eres un fachilla... ¡como yo!’, que me dijo uno un día. Otro: 'Debes gobernar España'. '¡Hombre! Espero que no’, le contesté. Normalmente me dan las gracias. Como la gente tiene muchos problemas y está fastidiada, hay mucho paro... pues me dicen. ‘ese rato que estamos con vosotros, nos olvidamos de todo y es un rato de aire'. Es de agradecer, es muy bonito que la gente te diga esas cosas.

“José María Aznar da para una serie”

P.- Si tuvieras que escribir una sitcom política, ¿en qué políticos te inspirarías? ¿A quién le darías un papel?
R.- José María Aznar da para una serie. No sé. Yo creo que todos. Lo que pasa es que es un mundo que conozco poco, sólo a través de la televisión y yo siempre escribo sobre gente que tengo cercana o temas que me interesan y conozco bien, porque te puedes perder. Antes de hacer una serie sobre políticos haría una sobre gente más cercana, una serie más como 'La que se avecina'.

P.- Imagínate un 'La que se avecina' con Isabel Gómez Ayuso, Rocío Monasterio, Toni Cantó, Pablo Iglesias, el mismísimo Pedro Sánchez o, incluso, el Congreso de los Diputados. 
R.- Dan para una serie todos. Me gustaría que me dejaran seis meses para estar allí con ellos sentado, escuchándoles, viendo cómo se comportan en el bar, en los pasillos, entonces sí que podríamos hacer algo. Me parece complicadísimo subir a un estrado y poner a parir al tío con el que te acabas de tomar un café. Siempre me ha parecido complicado de gestionar eso. No sé si luego ellos serán amables el uno con el otro, o se cruzan por un pasillo y no se hablan. 

P.- ¿Qué proyectos tienes entre manos?
R.- Hay uno que me hace mucha ilusión, que es una película que he escrito con Pedro Antón Gómez, la persona que escribo desde hace 15 años o más. Tenemos la idea de hacer una película este año. Se llama 'Alimañas' y está basada en una obra de teatro que estrenamos en Barcelona y en Madrid. También fuera de España, en Latinoamérica y la llegaron a hacer en Nueva York. Luego están las series. 'La que se avecina’ no ha terminado y no sabemos qué van a hacer con nosotros. Lo que sí que ya no existe es Monte Pinar, ese decorado ya está desmontado.

"Monte Pinar ya no existe y no sé dónde nos van a llevar"

P.- ¿Qué sabes de la serie 'La que se avecina'?
R.- Se ha confirmado una nueva temporada, la número 13, pero Monte Pinar ha desaparecido, que era el espacio donde rodábamos todo. La calle, las casas, ese portal... Todo eso ya no existe y nos van a llevar a algún sitio, a muchos o a todos, tampoco lo sé. Y ese sitio tampoco sé dónde estará ubicado. La información no la tengo, la verdad es que no. Ya nos dirán.

P.- ¿Ves el escenario de la pandemia como fuente de inspiración para futuras novelas o guiones?
R.- No me interesa nada ahora mismo. Tenemos sobre información y ahora mismo necesito aire. Lo que quiero es que pase rápido, nos vacunen a todos y poderme tomar una cerveza sin pensar que al de enfrente lo tengo demasiado cerca y tiro la silla para atrás. Tengo ganas de que esto se termine. Una serie con mascarillas no me interesa nada.

P.- En general hay pesimismo, después de un año, en relación a la esperanza de que esto termine pronto y todo vuelva a ser como antes.
R.- A mí la nueva normalidad me parece un rollo, lo que quiero es recuperar la antigua. A ver si pronto estamos todos vacunados y podemos empezar a funcionar con cierta tranquilidad.