Isabel Buil, galardonada con el Premio de Honor en los Premios Empresa Social 2018, se dedica enteramente a mejorar la vida de dos grupos de nuestra sociedad normalmente olvidados: las personas con necesidades especiales y los animales. Una mezcla cuanto menos curiosa que, gracias a la Fundación Affinity de la que Buil es directora, se ha convertido en una manera de cambiar, y hasta salvar vidas.

La Fundación se conformó hace 32 años, y desde entonces ha llevado por bandera la lucha por los derechos de los animales. Desde campañas de concienciación contra el abandono, con su correspondiente informe anual, hasta la incesante petición a los gobiernos de dejar de considerar cosas a los animales ante la ley.

Pero ahí no termina su labor, ya que desde los años 80, la Fundación Affinity ha ayudando también a ancianos, a niños bajo la tutela del estado, a educadores en centros y colegios, a disminuídos físicos y psíquicos, y también a internos en prisiones. ¿Cómo lo hacen? Con terapias con perros. De las cuales, paciente y animal salen muy beneficiados.

Pregunta (P). Ofrecéis terapias para todo tipo de segmentos de la población, ¿Quién creéis que se beneficia más de las terapias con perros, y por qué? 

Respuesta (R). Los niños. Con ellos las terapias con perros funcionan muy bien y se ven los efectos muy rápidamente. ¿Por qué? Existe una atracción especial entre los niños y los animales. De hecho, en estudios que hemos realizado nosotros para saber cuál es el nivel de afinidad de las personas con los animales, vemos que, a menor edad, mayor afinidad. Creemos que puede ser un factor de motivación. Los niños tienen una motivación especial hacia los animales. Entonces si pones a un animal a ayudar a un niño con un tema concreto los resultados se ven inmediatamente. Sin duda los niños son un paciente buenísimo para las terapias. 

Sin embargo, también hay otros como pueden ser los internos de centros penitenciarios donde se ven efectos muy positivos y cambios significativos. 

No hemos tenido ningún caso con experiencias negativas. Podemos ver que hay casos donde las terapias tienen un mayor efecto o un menor efecto, pero los efectos siempre son positivos. 

P. ¿Qué niños se benefician actualmente de estas terapias? 

R. Depende del programa. Nosotros adaptamos el programa a las necesidades del paciente. Nos ponemos en contacto con los centros para saber qué necesidad tiene cada grupo y diseñamos un programa específico para abordar ese tema.  

Por ejemplo, está el programa ‘Buddies’, que es una terapia de perros con niños tutelados por la Generalitat de Catalunya. Estos niños vienen con una situación muy complicada: han salido de su casa, han perdido a su familia de alguna manera y suelen venir con mucha mochila emocional. O han sido víctima de abusos, o de negligencia, o de maltrato, o ha habido adicciones en su casa, etc. Por eso, les cuesta mucho relacionarse con otros niños, el apego emocional no lo tienen bien anclado. En esos casos, cada niño tiene un objetivo concreto en el que trabajamos individualmente, y luego en grupo, trabajamos temas como la autoestima, el autocontrol, la tolerancia, la frustración, la relación social, la agresividad, los impulsos… 

El programa que nosotros proponemos en estos casos es un programa de adiestramiento de perros, los niños aprenden a adiestrar a un perro. Que en realidad es una terapia, aunque ellos sienten que están educando a un perro. Para los niños es muy motivador, no es una terapia psicológica que les pide que expliquen “sus cosas”.  

Y al adiestrarlo, se dan cuenta de que cuando hacen las cosas bien, se dirigen correctamente al animal, con respeto y con cariño, el animal les devuelve ese mismo cariño. 

P. ¿Se puede llevar a cabo en colegios? 

R. Sí. Nosotros llevamos un programa en un colegio en Barcelona en el cual nos pidieron expresamente que trabajáramos el tema del respeto, con idea de prevenir el bullying. Tienen perfiles de niños muy dispares: algunos con problemas de aprendizaje, otros son deportistas de alto nivel. Es un colegio que presta especial atención a la diversidad y a la individualidad.  

Entonces, esta mezcla de perfiles produce que haya situaciones de faltas de respeto o que puedan producirse situaciones de bullying. Y al centro le preocupaba mucho. 

Para abordar este tema se hizo un programa específicamente para ellos. Con sesiones diferentes, con acroagility, deporte con perros… Cuando la terapia es con niños, los programas son muy activos porque tienes que motivar a los niños. De esta forma consigues hacer terapia, pero de manera muy lúdica. 

P. Como comentabas, los internos en prisiones son el otro segmento de la población que más se beneficia de la terapia con perros, en ese caso ¿Cómo se realiza? 

R. En estos casos, los internos lo que hacen es cuidar de los animales. Les limpian, les cepillan. A través de los perros se pueden trabajar los hábitos de higiene de las personas internadas, que en muchas ocasiones pierden esos hábitos.  

También los cuidan, les dan cariño, los sacan a pasear, los llevan a otros módulos para que vean a otros internos, de esta manera recuperan sus relaciones sociales, aprenden a tenerlas. 

P. ¿Cómo se preparan los programas? 

R. No hay un programa igual a otros, son todos diferentes. Cada uno se prepara teniendo en cuenta a todos los actores que intervienen: los pacientes, con su persona de referencia, el profesional del centro -psicólogos, médicos, educadores, trabajadores sociales…- y los perros con su cuidador. Entonces, para diseñar el programa, los profesionales trabajan juntos. El centro dice qué necesidades tiene y qué le gustaría conseguir, y nuestros profesionales, tanto a nivel de praxis, nuestros cuidadores de perros, como de la cátedra, nuestros investigadores, ya que tenemos una cátedra de investigación en la Universitat Autònoma de Barcelona, participan en el diseño del programa. 

P. Muchas de las terapias que lleváis a cabo con los perros, son terapias que pueden realizar también personas, ya sea acompañar a personas mayores o educar contra el bullying. Sin embargo, los resultados no son tan positivos en comparación a los que dan los perros. ¿Qué aporta un animal que no puede aportar una persona? 

R. Con los animales, en muchas ocasiones nos sentimos seguros, y con muchas personas no. Los animales no juzgan. Da igual en qué situación estés tú o qué hayas hecho -en el caso de los internos- o qué problemas tengas, un animal siempre te va a mirar con el mismo amor. 

Los perros se relacionan contigo sin prejuicios, y eso se percibe. Y las personas nos relacionamos entre nosotros con ciertos prejuicios. Por eso el perro es un gran aliado de los profesionales en las terapias, porque abre puertas que a veces los prefinales por sí solos no pueden abrir. Dicen “a mí no me cuenta nada, pero cuando llega el perro, se relaja y comienza a hablar, incluso con el perro, pero empieza a decir cosas que yo no conseguiría sacar”. 

El perro es una zona de seguridad para los pacientes. Además, sabemos que cuando estamos en contacto con animales, baja la presión sanguínea, bajan los niveles de ansiedad, consiguen relajarnos. Y eso es ideal para un ambiente de terapia donde tienes que sacar temas delicados. 

P. ¿Los perros de terapia con los que cuenta la Fundación necesitan una formación? ¿Qué tipo de perros soléis utilizar? 

R. Los perros se forman con sus cuidadores, quienes son sus dueños, durante más o menos dos años, dependiendo del perro. Y requiere constante formación. No todos los perros pueden ser perros de terapia. 

Los cuidadores, muchas veces los adoptan, otras veces los compran en un criador. Es cierto que, tradicionalmente hay algunas razas que se asocian más a los perros de terapia: los Labradores y los Golden son los ideales por su carácter, son muy buenos. Pero nosotros tenemos perros de todos los tipos, con raza, sin raza, mezclas… En la variedad de los animales hay riqueza. Es importante que el paciente establezca vínculo con perros diferentes, de tal manera que sociabilice más y así desarrolle la tolerancia. 

Todo lo que se trabaja con los perros luego se traslada a la vida social de los pacientes. Hay mucho de relación interpersonal en la terapia, mucho de respeto, de empatía… cosas básicas, pero que entre nosotros nos cuesta hacer. 

Es mucho más sencillo hacerlo con un animal, y esa lección luego te la llevas aprendida y la puedes trasladar a tu relación con otras personas. 

P. Los pacientes que creen un vínculo afectivo con los perros, ¿tienen la opción de una vez terminada la terapia seguir viéndolos? 

R. Esto es un tema complicado. Porque efectivamente se crean unos vínculos muy fuertes.  

Es cierto que nuestros programas suelen ser de largo recorrido, pueden durar años. En el caso de los ‘Buddies’, ha habido chicos que han estado en el programa, y una vez se han ido del centro nos mandan mensajes “le echo de menos” o “¿Cuándo le voy a ver?”, y en esos casos sí que les visitamos, también en los geriátricos con las personas mayores.  

P. En relación a la campaña de concienciación que empezasteis en 2017 llamada #AnimalesNoSonCosas, que promovía un cambio en el Código Civil para que los animales no se contemplen ante la ley como cosas, sino como seres vivos que sienten, ¿Qué le pedís al nuevo gobierno socialista? 

R. Lo primero es que reactive el cambio, porque el cambio del Código Civil no se ha producido. Estaba preparado para firmarse, la comisión había hecho sus deberes, habíamos revisado los textos, habíamos aportado información junto con otras entidades, y ya estaba preparado justo cuando se disolvieron las Cortes porque se plantearon las elecciones. Entonces llevamos dos o tres años trabajando en esto.  

Entonces ahora, que hay un nuevo gobierno estable, que hemos pasado ya las municipales, autonómicas y europeas, atacamos de nuevo: ¡Cambio de Código Civil! Hay que ponerlo en marcha y hay que cerrarlo. Es la gran asignatura pendiente que tenemos en España. Porque es un cambio que en otros países se ha hecho ya y que es bastante obvio, de sentido común. Ese es el primer reto para este gobierno.  

Una vez conseguido, lo celebraremos brevemente, y después deberíamos conseguir que se empezara a trabajar en una ley de protección animal. Una ley estatal. Porque hay normativa, leyes de protección animal, pero en las distintas comunidades autónomas, pero no hablan entre sí, cada una puede regular como quiera. Por ese debe haber una ley estatal de protección animal, en la que se regulen todos los temas relacionados con los animales: el cuidado, la venta, la cría, la identificación con un censo, la esterilización que evita abandonos, etc. 

P. La Fundación lleva más de 20 años promoviendo campañas de concienciación contra el abandono, ya que con la llegada del verano parece que muchas familias prefieren deshacerse de sus mascotas, ¿Qué alternativas hay al abandono? 

R. Te doy una primicia: la gente no abandona en verano más que en resto del año. Esa idea es un mito. Hace 20 años sí había más incidencia, o en otros países como Francia. Aquí, en el estudio de abandono que hacemos cada año con cientos de protectoras del país, les preguntamos cuántos perros abandonan cada mes, y casi parece mentira: la cantidad de llegadas de perros a las protectoras es la misma cada mes, 8% o 9%. Hay muchísima estabilidad, con ligeras variaciones, pero nunca estacionalidad.  

En gatos sí, se ve que de mayo a agosto hay una curva por las camadas. Los gatos dan a luz de mayo a agosto, siempre en esos meses. Y hay muchos gatos que no están esterilizados y son muy prolíficos. 

Muy pocas veces nos han dado como razón de abandono la llegada de las vacaciones, normalmente las razones son: las camadas no deseadas, problemas económicos, problemas de comportamiento del animal o el fin de la temporada de caza. 

Entonces, a pesar de la creencia histórica de que con la llegada del verano la gente abandona más y de que los medios siguen haciéndose eco de esto; nosotros publicamos en junio el estudio de abandono para decir “oye, los datos son estos, se abandona en verano también, pero se abandona todo el año”. Lamentablemente es así. 

P. Por último, ¿Qué método de adopción recomienda la Fundación Affinity? 

R. Nosotros ahora mismo estamos colaborando con una plataforma que se llama Miwuki y la recomendamos mucho. Lo que ellos hacen es poner en contacto, protectoras que tienen animales con personas que quieren adoptar. Y también, particulares que no puedan hacerse cargo de sus animales tienen la posibilidad de publicar en Miwuki su historia para que ese animal no tenga que pasar por la experiencia traumática de pasar por la protectora. Ya que lo peor que le puede pasar a un animal es que su familia le abandone. Si le abandonan en la carretera mucho peor, pero aunque le lleven en una protectora, la situación es traumática para el animal. Entonces si su dueño no se puede hacer cargo de él, lo ideal es que encuentre otra familia, o alguien de su entorno. Miwuki facilita esto. Ponen en contacto a miles de animales con personas que están buscando una adopción. 

También recomendamos que cuando alguien se plantee adquirir una mascota, piense y reflexione previamente. Ya que las primeras impresiones en las protectoras pueden tirar para atrás y decantar al indeciso por comprar. Pero nosotros queremos potenciar la adopción. 

Entonces, antes de nada, es necesario hacer la reflexión de “¿esto lo puedo hacer?”, “¿puedo llevar a cabo esta adopción?”, “¿me voy a poder hacer cargo del animal?”, “¿cómo va a impactar en mi vida?”, “¿le voy a poder dar lo que necesita?”, y esa reflexión ha de hacerse en casa.  

Desde tu ordenador abres Miwuki y ves un montón de animales, protectoras en tu zona, consejos, cuestionarios, en los cuales se te cuestiona cuál es tu vida, qué hábitos de vida tienes, cuánto tiempo le puedes dedicar al animal, cuánto dinero, tu nivel de compromiso a largo plazo. Todas ellas son una serie de reflexiones que proponemos para que te plantees en casa, sin presiones. Y una vez que tengas respuesta a todas las cuestiones, entonces es el momento de empezar o no el proceso. 

La manera que nosotros recomendamos debe ser así: un proceso meditado, en familia, no asociarlo a regalos, no es un juguete, será un miembro de la familia, por lo que las tareas y las responsabilidades tienen que ser compartidas entre todos.