Monumental sorpresa la que se llevaron los pasajeros del suburbano malagueño al encontrarse en pleno concierto de uno de sus paisanos más populares.

Javier Ojeda puso a medio país a corear su Sabor de Amor durante los ochenta. Tanto es así, que esa canción ha conseguido permanecer en el ideario colectivo de forma muy viva, siendo utilizada, incluso-con mayor o menor fortuna- por algunos políticos.

Tres décadas después, el cantante de Danza Invisible sigue siendo capaz de poner a todo el mundo a corear sus letras, y más en un lugar tan inesperado como la céntrica estación de El Perchel donde, rápidamente, fue rodeado por un nutrido grupo de fans que presenciaron la escena atónitos.