A pesar de que en numerosas ocasiones Twitter se convierte en un vertedero de insultos, desprecios y fake news, hay veces que reluce su verdadera esencia y nos regala historias que sólo podrían existir gracias a las redes sociales. A quien lo llama "la magia de Twitter". A leer la historia de Sara, una chica china que fue adoptada en el país de Oriente hace más de 20 años.

"Tengo que intentar esto. Necesito encontrar a la niña que sale a mi derecha en la foto (yo soy la del carrito). Ahora debe tener 21-23 años. No sé su nombre y ésta es la única foto que tengo. Si te reconoces en la foto, por favor, háblame. RT para difundir. Abajo explico quién es". A traves de un hilo vamos conociendo , quien es, cuál es su historia y qué busca con su mensaje.

La historia continúa a lo largo de varios tuits: "A esta niña la adoptaron a la vez que a mí. Compartíamos orfanato en Hubei (China) y a ambas nos adoptaron en Wuhan, en mayo del 2001. Por lo que me contaron mis padres, esta niña, durante el proceso de adopción, por alguna razón, nunca se separaba de mí. La traductora que acompañaba a mis padres habló con ella y les explicó que esta niña cuidaba de mí en el orfanato. Al yo tener 11 meses y ella 5 años, ella era de las “mayores” y por eso tenía que cuidar de mí (ayudarme a comer, lavarme, vestirme, etc.) como una hermana mayor".

"Esta niña incluso le pidió a mis padres que la adoptaran también para que ella pudiese venir conmigo. La traductora trató de explicarle por qué ella debía irse con sus padres pero ella insistía en que tenía que venir conmigo porque yo era su responsabilidad Obviamente a los padres adoptantes de esta niña no les hizo ninguna puta gracia e intentaron apartarla de mí, pero ella siempre se escapaba del hotel para venir al nuestro y preguntarles a mis padres si ya me habían dado de comer, y por si acaso me traía galletas."

"El día que tuvimos que irnos definitivamente de China, en el aeropuerto, la niña no paraba de gritar “Danyao” (mi nombre) intentando deshacerse del agarre de sus padres. Sin conocer el contexto de la situación parecía que la estaban maltratando de lo mucho que gritaba y lloraba. Además, mis padres me contaron que el día de la recogida de niños también estaba furiosa gritando por todo el pasillo y no se calmó hasta que subió al bus de vuelta a la ciudad y me vió a mí en el carrito. Por lo visto no se separó de mí en todo el viaje. Mis padres intentaron mantener el contacto con la familia de esta niña (porque pensaron que en el futuro nos haría gracia conservarnos la una a la otra), pero ellos decidieron cortar la relación hasta el punto de que mis padres llamaban a su teléfono y ellos nunca lo cogieron".

"Lo único que sé de ellos es que los padres eran mayores (40-50 años) y que residían en Madrid, pero a estas alturas, 18 años después, no tengo ni idea de qué habrá pasado con ellos ni con la niña". Dos días después, entrevistas en televisión y radio, miles de compartidos y respuestas después, Sara lo ha conseguido. La magia de Twitter.