Ejecutado el 27 de septiembre de 1975Xosé Humberto Baena se convirtió en el último fusilado del franquismo. Cuando están a punto de cumplirse 50 años de los hechos, Salvados ha recordado la historia del que fuera miembro del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota), cuyo destino no pudo salvar ni el actual rey emérito, por aquel entonces príncipe Juan Carlos. 

El principio del fin para Baena llegó el 14 de julio de 1975, cuando se produjo el atentado en el que murió el policía Lucio Rodríguez Martín, en la calle Alenza, después de que el FRAP pasara a la lucha armadas. La versión de la Policía señaló a Xosé Humberto como autor material de los disparos, aunque siempre hubo dudas al respecto, sobre todo teniendo en cuenta la falta de pruebas en el juicio militar.

Sus familiares recuerdan la brutal detención que sufrió Baena. En un texto que escribió desde prisión, y que se consiguió sacar clandestinamente, él mismo describió las torturas sufridas: "Sin ver por el ojo izquierdo y con la cara destrozada por los golpes, firmé las declaraciones aquella misma noche". 

Tal y como narra su hermana Flor, se vulneraron las leyes y se juzgó a Baena por un consejo de guerra que, a priori, no podía hacerlo ya que el acusado era civil y no militar. También se aplicó una Ley Antiterrorista que ni siquiera estaba aún vigente cuando se cometieron los hechos.

El franquismo organizó un juicio fulminante, que dictó sentencia en tan solo una jornada. Sin pruebas en su contra, tan solo con una declaración firmada por él bajo torturas como argumento. "Que mi muerte sea la última que dice un consejo de guerra", fue el último deseo de Xosé Humberto.

Y es que nada ni nadie pudo parar su ejecución, pese a que, incluso, una testigo del atentado escribió al padre de Baena con las siguientes palabras: "Cuando vio su foto en la televisión dijo que él no era". Su familia conoció la sentencia a través de la televisión: "No tuvimos nada, ninguna comunicación oficial que nos dijera nada. (...) Mi madre estaba desquiciada, no hacía más que llorar", recuerda su hermana. 

Mientras, su padre hizo todo lo que fuera para que su hijo no fuera su fusilado. Una de sus últimas bazas fue escribir una carta al por aquel entonces príncipe Juan Carlos, actual emérito. Flor le trasladaba a Gonzo la respuesta que recibieron en aquel momento: "Mi estimado amigo: su Alteza Real, el príncipe de España, ha recibido el escrito que le ha dirigido y ha encargado a esta Secretaría que lo estudie con el mayor interés por si existiera alguna posibilidad de ayudar a su hijo. Así lo hemos hecho, pero, lamentándolo mucho, tenemos que comunicarle que la solución al problema que plantea se sale de nuestras atribuciones, por lo que nada podemos hacer para favorecerle. Siento muchísimo no poder darle mejores noticias y quedo suyo atentamente y afectísimo amigo, Alfonso Armada y Comyn, general de Artillería".

Hubo protestas internacionales, hasta el papa Pablo VI pidió clemencia e intentó contactar directamente con Franco, pero el franquismo ya había decidido el destino de Baena. El 27 de septiembre de 1975 fue fusilado en Hoyo de Manzanares: "Cuando me fusilen mañana, pediré que no me tapen los ojos, para ver venir a la muerte de frente", escribió en la última carta que envió a sus padres. Posteriormente, su hermano Fernando tuvo que enterrarlo con sus propias manos.

Hace escasos meses, cincuenta años después, el Gobierno de España ha declarado nula e ilegítima la condena de muerte de Baena, reconociendo su carácter injusto y arbitrario: "Recibimos una carta del Estado reconociendo que el tribunal que lo juzgó era ilegal, que su juicio había sido ilegal y que lo habían matado, efectivamente, sin ninguna prueba". Para su hermana fue "un reconocimiento tardío pero significativo", aunque, hoy en día, continúa pidiendo que se rompa el pacto de silencio.

Y es que nunca se ha desvelado quién fue el autor material del crimen, ya que los que estuvieron implicados en el atentado continúan sin hablar. "¿Por qué han negado la información hasta a la familia de Baena y a los camaradas?", se pregunta Putxi, antiguo militante del FRAP. 

Todavía hoy, la hermana de Baena continúa tratando de limpiar el nombre de su hermano que tanto tiempo ha estado manchado: "Quiero que reconozcáis que no es un asesino, sino un asesinado".

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