El asesinato de Charlie Kirk, influyente líder del movimiento MAGA y figura central en la movilización juvenil de la ultraderecha estadounidense, sigue generando un intenso debate político dentro y fuera de Estados Unidos. La captura de Tyler Robinson, un joven de 22 años residente en Utah, no solo ha permitido esclarecer la identidad del presunto asesino, sino que también ha encendido una controversia sobre prejuicios raciales, acceso a armas de fuego y discursos políticos.

El gobernador de Utah, Spencer Cox, ha quedado en el centro de la polémica tras admitir públicamente que, durante más de un día, había estado rezando para que el autor del crimen no fuera estadounidense. “Por 33 horas estuve rezando para que esta persona fuera de otro país. Que no fuera uno de nosotros, porque no somos así. Pero sí lo era”, ha declarado. Sus palabras fueron interpretadas como un intento de exculpar a la sociedad local y de trasladar la responsabilidad a colectivos extranjeros, una idea que rápidamente fue contestada en el ámbito político internacional.

Óscar Puente señala la raíz del problema

Desde España, el ministro socialista Óscar Puente ha reaccionado con dureza a través de un mensaje en la red social X (antes Twitter), donde ha denunciado el sesgo implícito en las declaraciones de Cox: “33 horas rezando para que el asesino fuera extranjero. ¿Y por qué? Porque así podían reforzar sus sesgos y utilizar la muerte de Kirk para justificar su xenofobia y su racismo. Pero no. Blanco, local, familia bien y republicana… El problema eran las armas, no la ideología”.

Las palabras de Puente han provocado un gran eco mediático, no solo por su tono crítico, sino porque pusieron sobre la mesa un asunto recurrente en Estados Unidos: la tendencia a asociar automáticamente la violencia con inmigrantes o minorías raciales, mientras se minimiza la responsabilidad de los sectores locales, especialmente aquellos vinculados al conservadurismo blanco.

El perfil de Tyler Robinson

La detención de Robinson ha desmontado los rumores que circulaban en redes sociales, donde se especulaba con que el autor podía ser un migrante latino o una persona transgénero. Según las investigaciones se trata de: una persona de carácter ultraconservador, afiliado al Partido Republicano, entrenado para manejar armas de fuego, "anti-gay" y "anti-woke". Donald Trump, aseguró este viernes en una entrevista en el programa matinal de Fox News que el principal sospechoso de ser el asesino había sido detenido.

Trump dijo en la citada cadena que conocieron la detención del sospechoso escasos minutos antes de entrar en antena, y que "alguien muy cercano a él lo delató". "Las autoridades ampliarán la información a lo largo del día. La policía local y el gobernador... Todos han hecho un gran trabajo", zanjó el mandatario. Además, estaba afiliado al Partido Republicano, había donado a la campaña de Donald Trump y llegó a disfrazarse de él en un acto político. Entre sus posturas ideológicas, destacaban posiciones abiertamente “anti-gay”, “anti-woke” y que era hijo de un sheriff en el seno de una familia ultraconservadora, además de ser blanco, heterosexual y cristiano, alejando así el perfil de los rumores que apuntaban a que el tirador sería transexual o latino.

El joven habría recibido desde pequeño, además, entrenamiento para ser tirador profesional. Algunas teorías en las redes sociales señalan que el ataque podría estar motivado por el desprecio entre diferentes facciones de la ultraderecha estadounidense.

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