En plena polémica por la investigación a quien fuera ministro de Hacienda en los gobiernos populares de Rajoy y de Aznar, Goyo Jiménez quiso traer de vuelta un sketch en el que, a través del humor, se criticaban las cargas fiscales que soportaban los trabajadores autónomos mientras Cristóbal Montoro se encontraba en el cargo. Años difíciles, según se justificaba desde su ministerio, que requerían medidas duras para afrontar la complicada situación económica del país, medidas que afectaban al bolsillo de los ciudadanos a los que, entre otras decisiones tomadas, se les subió los impuestos existentes y se crearon otros nuevos. No obstante, según se está evidenciando en los hechos que se indagan, bien podría considerarse por esta investigación que de ese período convulso en materia monetaria se libraron determinadas empresas a las que se le rebajan los tributos hasta hacerles ahorrar millones, mientras a la población y muchas compañías les aumentaban la carga de tributos. Todo ello a cambio de unos presuntos pagos que habrían enriquecido el despacho de abogados del ex ministro.

Una escena grabada para el programa Se hace saber y en la que el cómico era uno de los protagonistas al interpretar al narrador de una corrida taurina. Un encierro en un tendido a rebosar en el que los lidiados serían trabajadores autónomos y no toros. La plaza de la Monumental acogía esta "fiesta" que, como apuntaba Goyo Jiménez, cada año celebraba el ministerio de Hacienda como cierre del ejercicio fiscal, con unos contribuyentes que, como apuntaban en el sketch, no tenían la misma presencia que los de antes de la crisis. 

"Autónomo", bajo ese nombre se recogía al primer lidiado al que se colocaban, como símil de las banderillas, unos tipos de interés nada más entrar al albero, siendo puestos por "El niño del arancel", como conocían por su nombre artístico en esta plaza al subsecretario del ministerio de Hacienda. A pesar de este golpe, como apuntaba Goyo Jiménez en su narración, el contribuyente "tiene nobleza y tiene casta" y aguantaba en la corrida buscando embestir de nuevo. Así, desde su lugar en el tendido junto a su compañero de narración apuntaban que "intentaba desgravar pero va a perder hasta el campamento de verano de los hijos", comentario que hacían cuando entraba en escena el rejoneador, quien no admitió a este trabajador ni siquiera "el seguro de vida". 

Hacía entonces su aparición el protagonista principal, el matador, el mismísimo ministro de Hacienda. Maletín en mano, entraba al tendido con él para usarlo como capote y dar una serie de pases al autónomo. Un torero que entraba rápidamente a matar y dejaba al lidiado en el suelo del albero. Un contribuyente que se quedaría sin nada en esta plaza, pues hasta encontraría problemas para mantener su casa del pueblo, pues el ministro daba el último golpe con el impuesto de sucesiones. 

Un matador que, tras la faena, dedicaba unas palabras a Goyo Jiménez, a quien explicaba de donde nacía la valentía para ponerse frente al lidiado y contestaba a los detractores del aumento de la contribución fiscal.

El contribuyente se pasa una vida regalada, viviendo de la Sanidad, viviendo de la educación, disfrutando de las carreteras... Hasta que llega su hora

 

 

Justo lo contrario a lo prometido

Tras una primera legislatura como ministro de Hacienda en mandato de José María Aznar como presidente del Gobierno (2000-2004), volvería al cargo junto a Mariano Rajoy, desempeñándolo, de nuevo, entre 2011 y 2018. Un puesto al que regresaría tras haber hecho promesas de rebajar una serie de impuestos, entre ellos el del IRPF.

Sin embargo, aquella reducción de la contribución fiscal de los ciudadanos no solo quedaría en el olvido, sino que los votantes se volverían víctimas de lo contrario, pues se llevarían a cabo subidas tanto de los impuestos directos como indirectos. Un aumento en el IRPF con un complemento especial o la subida del IVA del 18 al 21%. Tributos ya existentes a los que se sumaron otros nuevos, como el del 20% sobre los premios de loterías y apuestas.

Ahora bien, no solo para los ciudadanos, sino también para las empresas, pues solo fueron algunas cercanas al ministro las que se beneficiaron del puesto en el que se encontraba Montoro, el resto de grandes entidades se encontró, también, con un endurecimiento de los criterios para las deducciones y redujo bonificaciones. Medidas que fueron llevadas a los tribunales y que, además de presionar más a estas compañías, resultaron estar mal elaboradas y realizadas, lo que obligó a Hacienda, tras la sentencia del Tribunal Constitucional, el Supremo y el Tribunal de Justicia de la UE, a devolver hasta 11.000 millones de euros. 

Gestión criticada y con favores

Tras haberse ganado muchas malas miradas por las medidas llevadas a cabo por su ministerio mientras estuvo al frente del mismo, ahora aparece un presunto caso de favores a determinadas empresas del gas a las que habría ahorrado millones en impuestos, mientras se los subía a los demás, a cambio de supuestos pagos a su bufete. Por esto, en una trama en la que se investiga a 28 personas, entre ellas Cristóbal Montoro, se le imputan un total de 7 delitos, siendo estos cohecho, fraude contra la administración pública, prevaricación, tráfico de influencias, negociaciones prohibidas, corrupción en los negocios y falsedad documental

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