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Si, como la mayoría de nuestra audiencia telescópica, eres friki de Tim Burton, recordarás el vecindario de Eduardo Manostijeras, ese lugar en apariencia idílico, pero que -según te vas adentrando en él- se convierte en un lugar verdaderamente terrorífico. Pues algo así es Willow Village, la ciudad creada por [y de la que es propietaria] Facebook.

El vecindario de Eduardo Manostijeras nos recuerda al creado por Facebook en Willow Village

La situación es la siguiente. Las grandes compañías tecnológicas cada vez necesitan más profesionales en lo que en el mundo anglosajón se denomina “Computer Science” y que aquí solemos denominar Tecnologías de la Información y la Comunicación [TIC].

El salario medio en el sector TIC es de 88.000 dólares, frente a los 39.000 de media del resto de empleos

Sin embargo, ese tipo de profesionales es escaso. Y eso, a pesar de que en Estados Unidos, el sueldo medio para este tipo de perfiles ronda, según el US Bureau of Labor Statistics [Oficina de estadísticas laborales], los 88.000 dólares, frente a los 39.000 de media del resto de empleos.

La calle principal de Willow Village. Imagen: Facebook

Causas
El problema tiene dos causas principales. Por un lado, el mercado necesita tal volumen de personas tituladas en el ámbito TIC, que las universidades no dan abasto para formarlas. Y, ¿por qué no lo consiguen? Porque es muy difícil que alguien quiera invertir ocho años de su vida a sacar la carrera, un máster y un doctorado para dedicarse a la docencia y ganar lo mismo que si estudias cinco y entras en una empresa. Así que, no hay personal docente.

La permanencia media de profesionales en estas empresas es de menos de dos años

Por si fuera poco, una vez que consigues incorporar a uno de estos perfiles a tu compañía, la permanencia media en ella es de menos de dos años. Por eso, la retención del talento se ha convertido en una obsesión en Facebook, Google y demás.

Retención
Por regla general, las personas se incorporan porque les interesa un proyecto, lo terminan y se van a otra empresa que les ofrece otro que les resulte atractivo. Porque, por muy grande que seas, es difícil tener preparadas iniciativas innovadoras y disruptivas para cada persona que completa la suya.

Si a todo esto le sumamos las dificultades para encontrar un alojamiento decente en la zona de la bahía de San Francisco [y los precios astronómicos que hay que pagar para conseguirlo], tenemos la tormenta perfecta para que las compañías tecnológicas se estén volviendo locas para captar y retener el talento.

En Willow Village pueden vivir hasta 6.950 empleados de Facebook

Creepy City
Y, tras esta “breve” introducción, te presentamos Willow Village, ciudad de los horrores. Creada por Facebook, que es su propietaria. Ubicada junto a su campus, en Menlo Park, se define como “un lugar vibrante y nuevo, diseñado para proporcionar la tan necesaria vivienda, entretenimiento familiar, opciones para cenar y oportunidades de recreo; impulsar la economía local e inspirar a la comunidad en su conjunto”. Vamos, Marina D’or ciudad de vacaciones, en versión trabajo.

Plano ilustrativo de Willow Village

Allí pueden vivir hasta 6.950 empleados de Facebook. Cuenta con una superficie de un millón de pies cuadrados [92.900 metros cuadrados], con 1.729 apartamentos de diferentes superficies, un 300 de los cuales son catalogados como “asequibles” y, de ellos, 120 están reservados para personas mayores.

Y, por supuesto, dispone de tiendas [sorprendentemente, creíamos que todo se compraría a través de Facebook], parques y todo tipo de certificaciones de sostenibilidad.

Facebook se vuelve a erigir en centro de su propio universo y el resto de la gente le da igual

Locura egocéntrica
Lo realmente delirante de este concepto es que Facebook, una vez más, se vuelve a erigir en centro de su propio universo y el resto de la gente le da igual. Lo que quiere es que su plantilla esté cerca de su centro de trabajo, para fidelizarla y para reducir el absentismo.

Pero, si las parejas de esas mismas personas tienen que recorrer 50 kilómetros para desplazarse a sus puestos de trabajo o si sus descendientes tienen el colegio más cercano a otros tantos, al equipo directivo de Facebook le da bastante igual. Son incapaces de entender que determinadas decisiones se toman de forma colegiada [será reflejo de su propia personalidad, a lo mejor].

A nosotros, qué quieres que te digamos, todo esto nos da grima. Pero mucha. Es lo más parecido a una secta [con mucho dinero y mucho poder, por cierto] que hemos visto en mucho tiempo. Imagina lo que es trabajar en una compañía y vivir en ella, en sus propias instalaciones [algo que, cuando nos lo cuentan de China, consideramos una aberración, por cierto].

Cuando una compañía cuenta con su propio territorio [en el que impone sus propias normativas], su población, su documento de identidad [la tarjeta de empleado], sus fronteras, su seguridad, sus infraestructuras… solo le falta una moneda para ser exactamente lo mismo que una ciudad estado. Cada quien, que saque sus conclusiones. Y, por supuesto, como siempre te animamos a que compartas las tuyas en nuestros perfiles de las redes sociales.